Cuando seamos cenizas
La sala off del Teatro Lara se muere de la risa con cada nueva representación de “Papá y el resto”, una original comedia de enredos que cada martes a las ocho de la tarde os está esperando con los brazos abiertos. Cinco personajes, o quizás debería decir seis, emparentados entre sí de una u otra forma, reflexionarán a escasos metros del público sobre la soledad, el fracaso, el amor, la familia y, sobre todo, la muerte. El comienzo de esta historia nos invita a pensar qué será de nosotros cuando nuestro cuerpo quede reducido a polvo y sean otras personas, ajenas a nuestra voluntad, las que tengan que tomar la decisión de depositar nuestras cenizas en un lugar determinado. Al fin y al cabo sólo tenemos una vida y es hora de rendir cuentas con ella.
Susana Hernáiz, Victoria Dal Vera, María Segalerva, Andrés Rus y Marcos Fernández Alonso son los actores protagonistas de la obra “Papá y el resto”. Esta función se representa en la sala off del Teatro Lara, un espacio íntimo y acogedor donde los espectadores tienen el privilegio de situarse a escasos metros del reparto que no duda incluso en interpelarles mientras siguen atentos el hilo de la historia desde sus sillas. Este montaje es un ejemplo más de la calidad del teatro off que inunda la capital española de nuevas propuestas. Sí que es cierto que el Teatro Lara ahora mismo destaca por títulos más comerciales como “Burundanga” o “La Llamada”, pero también es partidario de programar piezas no convencionales, prueba de ello es que por aquí han pasado obras como “El disco de cristal” o “Novecento: El pianista del océano” con una impecable actuación de Miguel Rellán.
Los personajes centrales de esta historia son tres hermanas muy diferentes y a la vez muy parecidas entre sí puesto que a todas ellas les acecha la soledad y el estrepitoso fracaso. Sin embargo, por extraño que resulte de comprender, la muerte de su progenitor les servirá de trampolín para cambiar el dolor y el luto por la alegría y las ganas de vivir. Cada una mantiene un pulso con su fuero interior y todas acaban preguntándose si es mejor hacer lo social y políticamente correcto o luchar por lo que quieren y les colma de felicidad. Un concepto que, por cierto, en esta función cobra especialmente relevancia.
Esta coproducción de Teatro Nueve Norte y Materialmente Imposible se sitúa en el 31 de diciembre, fecha en la que estas tres hermanas se reúnen para la incineración de su padre, un conocido juez, que estará muy presente espiritualmente durante toda la trama. A pesar de este punto de partida tan trágico, el reencuentro se convertirá en el momento perfecto para hacer balance de los aciertos y errores de las vidas propias, pero también de las ajenas. Un instante idóneo para asumir los fracasos que, como los protagonistas, todos arrastramos a lo largo de nuestra existencia.
La iluminación en esta obra es muy importante porque marca los cambios de las localizaciones y, aunque quizás aquí la historia pierde un poco de ritmo, el diseño de luces de Juanjo Hernández es otro elemento más que los espectadores descubren a telón abierto. Esta es la magia del arte más puramente alternativo, que el público es consciente de que lo que está viendo es puro teatro.
Esta comedia incorpora un gran drama que en más de un montaje se ha tratado, las relaciones familiares. Dice un refrán que “en todas las familias cuecen habas” y posiblemente entre tanto cariño y afecto se encuentre alguna que otra caricia enmascarada. Por esto mismo, “Papá y el resto”, nos invita a tomar las riendas de nuestro entorno y a ser conscientes de lo importante que resulta en nuestras relaciones interpersonales la confianza y la sinceridad. Los padres, en la mayoría de los casos, se convierten en los pilares que erigen a los demás miembros y hay que saber gestionar su pérdida de la mejor de las maneras, porque viene acompañada de rencillas en un alto porcentaje de los ejemplos.Durante la representación una de estas disputas se pone de manifiesto: ¿Dónde depositar las cenizas de un ser querido? A menos que una persona que ha fallecido lo haya dejado por escrito previamente, y se pueda cumplir su voluntad, es muy difícil que todos los componentes de una familia se pongan de acuerdo ante una cuestión tan trascendental. Las protagonistas ponen el grito en el cielo ante este asunto mientras que el público se parte de risa con todos los vaivenes de unas cenizas que nos recuerdan que la muerte no es más que una prolongación de la vida.
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