“Me gustaría seguir caminando y si pueden ser pasos más grandes, mejor”
José Luis Lozano es un actor nacido en Algeciras que desde hace años trabaja en cine, teatro y televisión. Uno de los proyectos que más le ha motivado hasta ahora, ha sido su pequeño, a la par que intenso, papel este año en una de las series de mayor audiencia de Telecinco, “El Príncipe”. No obstante, el teatro sigue siendo uno de los medios que le aporta más alegrías, sobre todo ahora que la obra “Mi padre, Sabina y yo”, de la que es protagonista, no para de recibir espectadores en la alternativa sala PlotPoint. Y es que José Luis es un actor muy completo, además de actuar, dirige, escribe y disfruta cantando y realizando actividades como montar a caballo o practicar esgrima. Para el próximo año el intérprete tiene grandes sueños, descúbrelos.
La entrevista tuvo lugar hace un par de semanas, concretamente el domingo día 16 de noviembre. Nos reunimos con el actor en una conocida cadena de restauración ubicada en el centro comercial Parque Sur (Leganés). A pesar de que José Luis nos pareció una persona tímida, en sus expresivos ojos y en su forma de hablar, se apreciaba la pasión por su trabajo y las ganas que tiene de seguir luchando para conseguir una cierta estabilidad en un mundo cuanto menos difícil.
P: Participaste en un capítulo de la serie “El Príncipe”, ¿qué opinión te merece la situación que se vive en esta barriada de Ceuta y que la serie intenta mostrar?
R: Me parece complicado. Justo esta semana he leído cómo unas once personas o así de Ceuta se fueron con el Estado Islámico y han salido de ahí, justo del barrio ese. Entonces, es una situación muy complicada. Yo no sabría cómo resolverla, porque se crea una exclusión social de la que es muy difícil salir, entre que es un gueto y ellos mismos, a la misma vez, se sienten así y se cierran más, creo que es complicado y que las autoridades tendrían que buscar otro tipo de fuentes… Como en ese barrio se dice que no entra ni la Policía ni nadie, al final se crean allí sus propias leyes y es muy difícil de controlar. Habría que buscar soluciones para este tipo de barrios, que no solo es el de allí… Hay muchos barrios, aquí también en Madrid, que son de exclusión social y que habría que buscar fórmulas porque muchas veces es fácil dejarlo ahí…Y que no se vea, que no se vea….
P: Al final terminan tapándolo y es peor, ¿no?
R: Sí, tapándolo o haciendo como lo llaman “la vista gorda”, que mientras no se explote, no buscan grandes soluciones. Por ejemplo, si uno de la barriada de El Príncipe se va a Madrid o a Algeciras o a Sevilla y explota en mitad de la Catedral de Sevilla van a decir “este viene del barrio de El Príncipe” y buscarán soluciones, pero mientras tanto…
P: Interpretaste también al nieto de Agustín González en el cortometraje de Diego Arjona “Chanquete ha muerto”. ¿Cómo fue trabajar con un actor tan prestigioso?
R: Como era un corto, no fue una cosa muy larga, pero fue muy buena experiencia. La primera vez que yo me vine a Madrid en 2004 fue un día antes o dos de rodar eso. Y encima estar con Agustín González para mí fue bonito. Esa generación de Agustín González, José Luis López Vázquez… eran grandes actores y de otro tiempo, de una época distinta y me gustó mucho sentirme tan joven con ese hombre allí. Luego fue como su último trabajo en cine. Me pareció un ejemplo también. Muchas veces me acuerdo de una escena que estábamos comiendo en la mesa la familia, las lentejas estaban frías, abrieron la lata y las echaron y él estaba en bata y calzoncillos por la casa aquella. Era como decir “se puede estar toda la vida en esto y estoy echándole aquí un cable a un chaval que está dirigiendo un corto”. Y si tengo que comer un poco de lentejas frías o estar esperando a que terminen… Yo siempre me acuerdo como anécdota que le preguntaron, “¿Has visto “Mar adentro”?” Y decía él: “Yo no veo eso hombre, para llorar, lloro en mi casa, yo al cine voy a reírme”.
P: También has participado en Microteatro, con la obra “La imperfección de la perfección”, ¿te resulta más difícil tener al público tan cerca?
R: “La imperfección de la perfección” no la hice en Microteatro Por Dinero, la hice en otros sitios, en tres sitios distintos. Como director en Microteatro Por Dinero hice el año pasado “Gracias por querernos así” que ahí yo no salía, eran dos chicas y la escribí. Y en octubre, “Uno de los nuestros” y ahí sí lo hice en ese sitio. Lo digo porque era un poco distinto a lo mejor eso a cuando hice “La escalera de Jacob”, que ahí sí que era un poco más grande… Por eso digo que es algo distinto. En “Uno de los nuestros” sí he actuado este mes de octubre que también era mía… ¿Qué me habías preguntado?
P: Que si te resulta más difícil tener al público tan cerca
R: No, es distinto, porque tiene su encanto. Lo malo entre comillas, que tampoco es que sea malo, es que estás más desprotegido, que estás ahí. Pero no sé, a mí me gusta mucho. Y yo recuerdo, por ejemplo, un monólogo que tiene mi compañero y yo pensaba que a una le llamaba mucho la atención tener el personaje de esta historia tan cerca, es como si tú estuvieses encima del escenario y el actor sigue actuando como si no estuvieras. Entonces, difícil no, cada cosa tiene su dificultad, unas más, otras menos…
P: Eres el protagonista en la obra “Mi padre, Sabina y yo”, ¿te gustaba la música de Sabina antes de interpretar sus canciones?
R: Sí me gustaba, pero ahora me gusta más. Antes las escuchaba, y algunas me gustaban y decía “jo, qué buena” y otras decía “parece que dice lo que quiere”. Yo soy más actor que cantante, yo intento darle como forma a cada frase. Al darle forma me doy cuenta cuánto dice en cada frase, a veces me cuesta, porque es muy rápido de una frase a otra, por ejemplo en la de “El pirata cojo” estás cambiando de imagen todo el tiempo, en cada frase tiene tres cosas distintas. Entonces ahora que lo veo, que he tenido que estudiar las letras, me gusta más que antes.
P: ¿Cómo te preparas la voz y el cuerpo para estas actuaciones en directo?
R: No tengo un ritual muy claro, depende del día. De voz un poco, más que nada, canto, no enteras, pero una o dos canciones del repertorio antes, así probamos el «micro». También me sirve para calentar un poco y hago algún ejercicio vocal básico para articular un poco, para darme más tranquilidad y seguridad luego. Y el cuerpo, depende, muchas veces no hago nada, a veces hago estiramientos y otras veces me veo con más energías y le doy más caña al cuerpo y me pongo a saltar.
P: En mayo, esta obra se trasladó a Algeciras. ¿Qué supuso para ti actuar en tu tierra?
R: Pues hombre, siempre ilusiona. Me preguntaron por allí y yo dije que era una mezcla entre responsabilidad e ilusión, la ilusión de encontrarte en tu sitio y que en el patio de butacas te encuentras todos los fines de semana gente, pero ese día te encuentras con familiares y amigos, es especial. Luego hay más responsabilidad de la que tengo cualquier fin de semana, porque me siento más responsable de que la gente se lleve buena imagen, de que la gente se piense que ha merecido la pena ir… Fue bueno.
P: La obra nos muestra lo difícil que resulta para un hombre hacerse a la idea de que tiene un hijo. En tu caso, ¿tienes miedo a la paternidad o se encuentra entre tu lista de proyectos vitales?
R: Es parecido a lo de Algeciras, es una responsabilidad y una ilusión a la vez, porque estás trayendo vida a este planeta. Yo siempre digo que es como una extensión de ti, si piensas que vas a morir y no vas a dejar nada, realmente cuando dejas hijos es lo más parecido a quedarte tú, porque estás dejando a una parte de ti. Yo siempre he pensado que sí que tendría hijos, pero en la vida del actor es más complicado por las circunstancias, por la inestabilidad, aunque hagas seis meses una serie y estés ganando más dinero que la mayoría de la gente al mes… Si trabajas seis meses y te pagan seis meses muy bien, pero con eso vives un año y medio y si en un año y medio no te salen tantas cosas… También es verdad que ahora mismo todo el mundo está casi así, como que ya no hay nada seguro…
P: Hemos leído en tu página web que compones canciones, ¿sobre qué temas versan?
R: De todo en general. Mayormente, son temas del amor, melancólicos, son muchas cosas… Y luego hay algunas de más optimismo, supongo que lo que te va pasando. Una de un hombre mayor que adopta un perro y es su compañía. Luego por ejemplo autores, como la que decía “si la vida te da limones, hazte una limonada” y muchas veces, impresiones, situaciones de relaciones, que es lo que más se suele escribir… Hace años escribí contra la guerra de Irak… Depende (risas).
P: ¿Tienes previsto comenzar una andadura musical en un futuro?
R: No me considero cantante, pero alguna vez ha dicho algún director de casting, “que no digas eso, que tú eres cantante, cantas, pues ya está, eres cantante”. Con un musical que hice también decía “al fin y al cabo me están pagando por cantar”. Tengo tantas cosas en la cabeza que es muy difícil centrarse en algo, si un día logro centrarme en eso y coger mis canciones y grabarlas un poco bien y coger la maqueta, pues lo mismo…Una vez hice un grupo en Algeciras que estuvimos dos meses, porque ya me vine a Madrid, hicimos un único concierto y era muy bonito. Normalmente mis canciones las escribía en mi cuarto y solo, entonces de repente escuchar no solo la guitarra, sino también el piano, el bajo, la batería… fue una experiencia, entonces nunca se sabe…
P: También hemos descubierto que te gusta realizar imitaciones, ¿nos podrías decir a qué personaje público imitas mejor?
R: No sé, eso es parecido a lo de cantar. De pequeño empecé imitando así, pero tampoco… Cuando hice Arte Dramático en Málaga saqué buena nota en interpretación teórica y siempre recuerdo que para el personaje que me mandaron me basé un poco en una imitación que hacía de un profesor mío del instituto, hasta ahí me ayudó eso. En cuanto a acento, he hecho un musical gallego, hice de Fidel Castro que era cubano, en esa misma hacía de boliviano… He imitado a mucha gente que si a Robert De Niro, me gusta Pocholo… Variedad. Lo uso también como una forma de interpretación, me creo un personaje.
P: Como nos comentas, en la obra “Cuestiones con Ernesto Che Guevara” interpretas a Fidel Castro, ¿cómo te preparaste este papel de un líder político tan importante en la historia?
R: Eran varios personajes distintos, un argentino, un boliviano, dos cubanos, entonces, por eso cogí ese trabajo, porque vi la posibilidad de entrenar los acentos. Con Fidel Castro como la situación no se había dado ahora, intenté buscar entrevistas por Youtube y lo más joven que pudiese, tenía treinta y pico, o cuarenta o cincuenta como mucho. Y nada, pues viendo entrevistas, me fijé cómo hablaba, sobre todo cómo hablaba, cómo se movía que es lo que tengo que transmitir y la forma de hablar esa que no hablaba como otros cubanos, Fidel Castro si dice la r, la dice muy suave, pero la dice. Luego te das cuenta que tenía estudios, que no es un cubano así que estamos acostumbrados a oír. Tenía que diferenciarlo del otro cubano que yo hacía en la obra y más que nada era eso, la actitud…
P: ¿Te costaba mucho cambiar de registro?
R: No me costaba mucho, pero era un poco “ralladera”, porque yo encima, como entraba y salía de escena, era como, “y ahora soy el argentino y ahora soy el cubano, y ahora soy el otro…”. Sobre todo el último cambio, que era el más rápido, que hago de Fidel, se dicen una frase o dos fuera y yo tengo que corriendo ir que si cambiar, que si abrocharme la camisa… y ahí siempre me tomo tres segundos de… Incluso en una hablo en Quechua asi que…
P: Has recibido clases de esgrima, ¿por qué te animaste a ello?
R: En algunas escuelas, las oficiales sobre todo, te incluyen esgrima en algunos cursos. Y más que nada por eso, porque vi que había muchas series de época, estaba “Águila Roja”, y pensé para aportar un plus formarme en esgrima. También he intentado montar a caballo.
P: ¿Qué importancia crees que tiene conocer estas disciplinas para un actor?
R: Te conviertes un poco en un producto y cuanto más puedas ofrecer tú, más posibilidades puedes tener. Yo lo que trato es que si coincide con un personaje de época que sea más fácil decidirse por mí. “No le da miedo subirse a un caballo”. Tampoco es que sea un jinete, pero he subido a caballo. Tenía una parte de montar a caballo que me grabé. Pero más que nada eso, tener más herramientas. Igual que lo de cantar, al fin y al cabo si cantas te pueden coger para musicales, si sabes coger la espada o luchar, te pueden coger para “Águila Roja” o “Isabel”.
P: En tu página web también hemos leído como otra de tus habilidades la magia. ¿Nos podrías contar alguno de tus trucos?
R: (Risas). ¿Os cuento un truco? El primer día si alguien te enseña magia te dice dos normas. No hagas nunca un juego dos veces seguidas y no reveles el secreto. Ahora los secretos de la vida, de todas las cosas, de los políticos, se cuentan muy rápido. Y la magia con tanto Internet… Pero antes era muy bonito el secretismo que había en las comunidades de magos. Al fin y al cabo es buscar más complementos y que siempre me ha gustado de pequeño y veía posibilidad de aprender.
P: Vas a impartir un taller de teatro para niños a partir de finales de este mes de noviembre. ¿Qué les vas a intentar inculcar?
R: Eso no puedo decir mucho porque lo lleva como una escuela nueva y se ha ofertado pero estamos esperando a que nos digan. No sé si se hace. Está abierta la inscripción y esperemos que se complete el mínimo que se ha puesto. Es utilizar el teatro no solo como teatro sino como medio de crecimiento de los niños: interactuar, aprender, relacionarse… Se incluirían muchas dinámicas, no solo para una función final que se haría sino que los niños, a través del teatro, consigan herramientas para su vida.
P: Como ya hemos dicho, eres de Algeciras, ¿qué es lo que más echas de menos de tu tierra?
R: La familia y los amigos, eso lo principal. Yo tampoco soy mucho de los sitios. Yo siempre digo que estoy en Madrid porque tengo más oportunidades, hay más productoras y tengo más teatros. Si estuviesen teatros y productoras allí, estaría allí. También se echa un poco de menos la playa, tenerla a mano. Muchas veces cuando estás allí no la valoras. Cuando te alejas de las cosas las ves mejor. Y a veces también un poco, no sé si por las circunstancias, más tranquilidad, no tener que estar corriendo a los sitios de un lado a otro.
P: ¿Cómo has pulido tu acento andaluz?
R: Yo siempre lo digo, a mí un director de casting me dijo: “Tú conmigo vas a tener difícil trabajar”; y le dije: “¿Por qué?”; “Por tu acento”. Digo, “pero si no me has visto en la escena todavía”. Yo hablo así porque hablo así. Hay gente que se quita el acento en su día a día, a mí eso no me gusta, yo me siento cómodo hablando como hablo, me expreso como soy yo. En escena nunca me ha costado mucho, quizás sea la cosa esa de imitar acentos. A veces se me escapa un poquillo, pero casi todos los fines de semana, cuando hablo con el cava (tras “Mi padre, Sabina y yo”), me dicen “si tú eres andaluz, no se te notaba nada”. Hay mucha gente que no le dedica mucho esfuerzo mental, yo sí estoy pendiente de eso, como puedo estar pendiente del cuerpo.
P: ¿Cuál es tu mayor sueño en el mundo de la interpretación?
R: El sueño primero, el más cercano, es vivir de ello. Y luego, el máximo es contar historias y sentirme reconocido al máximo nivel. Yo también digo como dirijo y escribo, quiero contar mis historias y algún día pues contarlas. Yo creo que estar viviendo de ello, ya es para sentirse afortunado.
P: Queda relativamente poco para que se acabe este año, ¿qué es lo más bonito que te ha pasado este 2014?
R: Tampoco he tenido un niño este año (risas). No tengo nada destacable, no sé… Fue bonito, me gusto mucho, la experiencia en “El Príncipe”. También, cumplir más de un año con una obra, eso es complicado hasta en Gran Vía. Muchas veces ves las obras seis meses y las quitan. Lo de “Águila Roja” se grabó a principios de 2012, entonces grabar en 2014 (“El Príncipe”) fue las ilusiones puestas a seguir avanzando. Es como pensar que sigues ahí, que cualquier día te pueden llamar, que van a contar contigo. Ya no solo por el hecho de grabar y de que te paguen, sino como símbolo de seguir avanzando, ha sido de las mejores cosas. Y en general, a lo mejor este año no ha pasado nada destacable personal, pero lo mejor es celebrar que la gente querida sigue aquí contigo y más o menos las mismas personas que estaban hace un año están ahora.
P: ¿Qué le pides al 2015?
R: Le pido tantas cosas… Le pido que salgan proyectos buenos, que sigan, si puede ser, a lo bestia. Si no, que sigan llegando escalones. Cada vez que hablo estoy pensando siempre en muchas cosas, actor, director, guionista, la música, la magia, es como que me vuelvo loco. Entonces, me gustaría avanzar. En la magia estoy preparando también un espectáculo con el profesor que me estuvo enseñando magia. Luego estoy escribiendo un musical infantil que me ha pedido una sala y sigo escribiendo cosas de Microteatro. A veces te das cuenta, cuando te llaman de Microteatro y te dicen “hemos seleccionado tu obra”, te están valorando, pero al llamarte ya sientes como que te llaman, que te seleccionan. Es como seguir caminando. Me gustaría seguir caminando y si pueden ser pasos más grandes pues mejor. Luego también le pido un poco de tranquilidad, porque esta vida de actor, no sé como llamarlo, desconocido o menos famoso, siempre hay una pequeña tensión. No estás tranquilo y dices “puedo estar dos años tranquilo, tengo trabajo para dos años”. Entonces si salen trabajos para estar tranquilo… Porque yo a nivel personal siento que cuando esté más tranquilo, todo será mejor. Yo siempre digo, desde que llegué aquí voy contando los meses que puedo dedicarme a ser actor o estar en el mundillo, dirigiendo o actuando. Y siempre voy contando los meses que tengo por delante. Que llegue mucho trabajo.
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