Severino Di Giovanni: poeta por el día y agitador por la noche
Desde el pasado día 1 de febrero, y hasta mañana día 28 del mismo mes, se puede disfrutar de la IV Edición del Ciclo de Teatro Rioplatense en la sala El Umbral de Primavera ubicada en Lavapiés (Madrid). Entre estas propuestas del mejor teatro que se hace en ambas orillas del Río de la Plata se encuentra “Severino” de la compañía Korinthio Teatro Producciones que realizó su última representación el pasado 23 de febrero en la capital española y que anteriormente tuvo mucha resonancia en Argentina por el enorme talento del equipo. Se trata de un drama histórico, de una duración aproximada de una hora, escrito por Marcelo Camaño y dirigido por Norberto Trujillo que intenta reflejar las contradicciones que volvieron imperfecto y vulnerable al protagonista, Severino Di Giovanni.
Pablo Razuk, el actor que da vida a Severino Di Giovanni, recalca que el anarquista italiano tuvo una personalidad “afiebrada”, es decir, “impulsiva, hiperactiva, apasionada, que no tenía matices, que escribía cartas de amor de hasta cinco hojas pero que al día siguiente estaba armando una bomba. Es un manifiesto extremo de la contradicción humana”.
Nos trasladamos al 1 de febrero de 1931. Buenos Aires. Severino Di Giovanni sabía cuál iba ser su destino: morir frente a un pelotón de fusilamiento. La multitud iba a ser testigo del último aliento de este anarquista de origen italiano que había sido culpable de la muerte de once personas. Atado a una silla, pidió a sus carceleros que no le taparan los ojos. Tenía miedo a la muerte, pero decidió enfrentarse a ella.
—Pelotón, firme. Apunten.
Pero antes de que dispararan, Di Giovanni gritó:
—¡Viva la anarquía!
—¡Fuego!
Fueron los últimos momentos de vida de Severino Di Giovanni, un anarquista de origen italiano fusilado en Argentina por una serie atentados y actos de sabotajes. El historiador Roberto Arlt fue testigo de la muerte del anarquista y ahora, en Madrid, el actor argentino Pablo Razuk da vida a este anarquista en El Umbral De Primavera, ubicado en la calle Primavera, 11 de Madrid.
Severino Di Giovanni vivió de manera intensa. A los 22 años huyó a Argentina con su esposa y una hija: la combinación de pobreza y el fascismo (Mussolini había llegado al poder) fueron determinantes para emprender una nueva vida. En el país de acogida, empezó a militar en los sindicatos para luchar por “derechos que hoy son absolutamente obvios pero que en los años 30 eran derechos que no existían para el pueblo trabajador”, nos cuenta Razuk.
A diferencia de sus compañeros, filósofos y casi poetas, Di Giovanni militó en la rama del anarquismo de armas tomar, explica Razuk, es decir, fue partidario de la violencia como recurso principal para destruir el capitalismo, acabar con la explotación y la opresión de la clase obrera. Pero llevó a cabo las acciones de sabotaje y atentados en solitario. Esa actitud belicosa lo pondría a sus 33 años delante de un pelotón de fusilamiento.
Severino no renunció a la violencia para mejorar la vida de la clase trabajadora y lograr su unidad, pero tampoco lo hizo al amor y la poesía. A pesar de estar casado y de tener cuatro hijos, se enamoró de América Scarfó, una adolescente de 14 años, diez años menor que él. Este amor no fue pleno debido a que el anarquista pasó los últimos años de su vida huyendo de las autoridades, así que las cartas se convirtieron en el medio para transmitir sus sentimientos.
“Tú, buena amiga mía, oh, mi dulce compañera, no puedes jamás imaginar cómo aumenta el bien en mí cada vez que te veo […] Cada uno de nuestros coloquios, cada uno de nuestros abrazos no sirven más que para dar alimento a la llama encendida de mi corazón. Y el alimento consume, devora, quema, arde, arde tanto y no sabe darme ningún bálsamo restaurador, ningún refresco delicioso, ninguno de los tantos minutos de reposo que sólo podré anhelar cuando estés junto a mí, en cada instante, en cada latido de nuestros corazones”.
Aprovechamos para preguntar a Pablo Razuk cuál es la vigencia de la propuesta teatral cuando han pasado noventa años de la muerte de este anarquista. “La vigencia es total porque el anarquismo tiene que ver con una concepción de la organización social. Él entiende al prójimo como un par al que hay que acompañar, con el que hay que encontrarse. Es vigente y hasta necesario. El poder reside en el saber y no el poder económico o en el cargo jerárquico. A día de hoy las sociedades están fallando y tienen que ver con la falta de reconocimiento del otro”.
“Severino”, la pieza que Pablo Razuk ha interpretado, es doblemente atractiva. Por un lado, estamos frente a la historia de una persona, en palabras del actor, “afiebrada”. Por otro, el ejercicio de interpretación de Razuk es maravilloso. Su estética abarrota la sala y lo hace de manera natural. La cama ubicada en el centro sirve como refugio de sus miedos y de los fantasmas que persiguen al personaje al cual da voz el actor. Un par de sillas y un juego sencillo de luces son más que suficientes para recrear un personaje respetado y valiente por sus ideas, pero que acaba condenado por la temeridad de sus actos que se cobran la vida de personas inocentes.
Periodista y desarrollador web