Crítica: película “La boda de Rosa”

Amor propio

El pasado 6 de marzo “La boda de Rosa” ganó dos Premios Goya, el de Mejor interpretación femenina de reparto para Nathalie Poza y el de Mejor canción original para “Que no, que no” de Rozalén. En su discurso de agradecimiento la cantante de Albacete recordó que hay muchas mujeres cuidadoras como la protagonista de esta película que siente la necesidad de reconciliarse con ella misma para alcanzar la felicidad. Candela Peña centra esta conmovedora historia que a cualquiera nos puede tocar de cerca, abordando el peligro de descuidarnos y de olvidar el amor propio que no es más que darnos el valor que merecemos. Así, esta comedia dirigida por Icíar Bollaín además de servir de homenaje a todas aquellas personas invisibles resulta perfecta para fomentar la igualdad de género.

“La boda de Rosa” no pudo hacerse con el cabezón a mejor película en la XXXV edición de los Premios Goya, pero ni falta que ha hecho porque su mensaje nos ha calado muy hondo. Y es que esta cinta que cuenta con una gran presencia femenina detrás de las cámaras, ya que además de la directora y la coguionista todas las productoras son mujeres, nos presenta a Rosa quien toma la decisión de abandonar todo y centrarse en ella misma cuando se da cuenta que su realidad le oprime. De esta manera la protagonista decide emanciparse de su familia a través de un acto institucionalizado y simbólico como es una boda que, de primeras, no entienden ninguno de sus seres queridos.

A sus cuarenta y tantos años, Rosa compagina su trabajo como modista para el cine con su labor ayudando a sus demandantes hermanos, padre e hija. Es por esto que se compromete (y sin cónyuge de por medio) a amarse y respetarse todos los días de su vida. Una premisa que, todo sea dicho, tiene como inspiración las bodas en solitario que se celebran en Asia y que surgen por la presión social a la que son sometidas las mujeres solteras de la sociedad oriental.

El personaje interpretado por Candela Peña, que inicia su nueva vida cansándose consigo misma y reabriendo la tienda de costura de su madre, refleja a esas mujeres que siempre está ahí sin quejarse, cada segundo a la disposición de los demás hasta que un buen día reaccionan después de cargar durante tanto tiempo con la doble mochila del trabajo y del hogar.

“La boda de Rosa”, con guion de Icíar Bollaín y Alicia Luna, es una película fresca, con aire mediterráneo, y sumamente positiva que refleja el papel de muchas mujeres de nuestra sociedad que están obligadas a poder con todo. Y aunque las cuidadoras de las familias no suelen ser protagonistas de las películas, con este personaje Candela Peña no solo demuestra que tiene una habilidad especial para combinar el drama y la comedia sino que hay quienes a día de hoy siguen realizando un trabajo invisible que debería reconocerse más. En definitiva, el quererse a una misma es una asignatura pendiente de muchas mujeres así que yo solo espero que el inspirador mensaje de esta película se siga compartiendo por todas esas féminas invisibles que han sacrificado su propia vida para velar por el bienestar de sus seres queridos. Al fin y al cabo es importante que cada quien decida buscar su propia autonomía y un primer paso para ello es asimilar esta historia sobre la humanidad y el amor propio. Todos tenemos una Rosa alrededor así que deberíamos hacer un ejercicio de introspección para abrir los ojos de una vez por todas en este mundo que, a veces, no permite tiempo para la reflexión.

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