Un viaje a la civilización desconocida
“Desconocer lo que ha ocurrido antes de nosotros, es vivir eternamente siendo un niño” escribía el gran filósofo y político romano Marco Tulio Cicerón. Y, desde mi humilde opinión, no puedo estar más de acuerdo con esas palabras ahora que he arrancado con mi primera lectura de 2024. La llegada del nuevo año ha venido acompañada de la famosa lista de propósitos. Algunos son más deseos que propósitos y otros más una imposición que un deseo. Confesaré que uno de mis objetivos siempre presentes es el de aumentar mi número de lecturas anuales. Y, la verdad, qué mejor forma de comenzar mi catálogo que con un discreto, pero preciado libro escrito por Juan Luis Montero Fenollós, que me ha regalado una persona a la que quiero mucho, cuyo título reza: “Breve historia de Babilonia”.
Como se podrá comprobar por el título de este libro publicado en 2012, semejante lectura no consiste en una amena ficción. Tampoco se trata del último thriller del escritor de moda cuya fórmula está hecha para tenerte atrapado pasando páginas sin freno hasta el final. Pero no por ello significa que carezca de entretenimiento. Aprender es una de las más apasionantes formas de invertir el tiempo que tenemos en este mundo.
Desde pequeño, las civilizaciones antiguas han despertado mi interés. Siempre ha avivado en mí una gran emoción el conocer el origen de nuestra especie y estudiar el comportamiento social que nos diferencia de los demás animales. Se puede aprender muchísimo de nosotros mismos simplemente estudiando a nuestros ancestros. Por supuesto, jamás desde una atalaya moral con el martillo de juez sino más bien con las modestas gafas del estudiante.
Babilonia es de esas civilizaciones mesopotámicas, cuyo origen se remonta a 1894 a. C., repletas de mitos y leyendas que han chispeado sobre nuestra cultura. ¿Quién no ha oído hablar de la Torre de Babel? ¿O escuchado sobre los Jardines Colgantes de Babilonia, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo? ¿Y el famoso Código de Hammurabi, uno de los textos legales mejor conservados de la antigüedad? Pero ¿cuánto sabemos realmente de Babilonia si nos preguntaran? ¿existieron realmente todas estas cosas?
“Junto a los ríos, en Babilonia, allí nos sentábamos, y llorábamos al acordarnos de Sion”. Así comienza la canción de “Rivers of Babylon” del grupo Boney M. que recoge el Salmo 137 de La Sagrada Biblia. Y es que Babilonia durante muchos siglos fue una gran ciudad opulenta y poderosa de la antigüedad, conocida solamente por las menciones judeocristianas. Respaldada a duras penas por algunos escritos clásicos griegos y romanos.
Muchos de sus conocimientos desaparecieron de la memoria humana. Y, al igual que ocurrió con Troya o Asiria, se creyó que sólo era el fruto de la fantasía e imaginación de los escritores. No fue hasta finales del siglo XIX cuando Alemania, en su carrera imperialista por aglutinar los tesoros perdidos de Oriente, resucitó el interés por esta ciudad. Y, de la mano del respetable arqueólogo Robert Koldewey, desenterró del olvido aquella mitológica civilización.
El libro del arqueólogo y doctor en Historia por la Universidad de Barcelona Juan Luis Montero Fenollós pretende solventar una preocupante laguna que nuestra cultura padece sobre Babilonia. Pues, en contraposición con otras tal vez igual de importantes, como Grecia, Egipto, Cartago o Roma, carece de la misma presencia en su estudio y conocimiento por el público general.
La lectura de este libro se convierte en un viaje muy placentero y pormenorizado a través de la historia de Babilonia. El escritor evita entrar en detalles
minuciosos que terminen colapsando nuestras cabezas, para ceñirse en narrar las crónicas más importantes, así como las curiosidades más interesantes del imperio babilónico. Algunos de sus más magníficos reyes, construcciones, creencias o llamativas costumbres. Para que, al terminar “Breve historia de Babilonia”, tengas un conocimiento general y amplio sobre esta cultura, pero con la semilla plantada para despertar la curiosidad de profundizar más en los secretos del imperio babilónico. Al menos, ¡ese ha sido mi caso!
Debo añadir, además, que el libro recoge varias fotografías, litografías y dibujos que hacen mucho más didácticos los capítulos. De tal forma que, no solo tu mente viaja al imaginar las construcciones o los vestidos y modas descritas, sino que además puedes visualizar todo. Sus yacimientos, zigurats, su ubicación en el mapa, incluso reconstrucciones 3D de cómo se vería la ciudad de Babilonia. Un perfecto acompañamiento para una lectura así.
No me gustaría desvelar al futuro lector las extraordinarias historias sobre Babilonia que recoge el libro. No me atrevería a quitarle semejante satisfacción a nadie. Pero sí me gustaría compartir algunos aperitivos que abran el apetito de vuestra sabiduría: ¿Y si os contara que la famosa construcción bíblica La Torre de Babel realmente existió? El escritor dedica uno de sus más apasionantes capítulos a explicar pormenorizadamente su ubicación, forma e incluso cálculos de su posible tamaño gracias a tablillas antiguas y reconstrucciones.
¿Qué fue realmente el código de Hammurabi? Siempre he creído que las leyes son un reflejo maravilloso para observar y entender la cultura de una sociedad. No por nada en la entrada de la facultad en la que estudié se encuentra grabado en dorado el aforismo latino “Ubi societas, ibi ius” (que significa “No hay sociedad sin Derecho”). Bien, pues el libro dedica otro capítulo entero a analizar el fascinante monolito de la estela de Hammurabi, desenterrado en 1902 en Persia, que se exhibe en el Museo del Louvre de París. Traduce algunas leyes para entenderlas, así como su función religioso-política. Invitando al debate de si eran de interpretación tan literal o más bien el testamento de un código de conducta.
Por otra parte, ¿sabíais que hay papiros conservados de faraones egipcios que se cartografiaban con reyes de Babilonia como si fueran sus iguales? ¿Con invitaciones a fiestas o incluso reproches por no ir a visitarles cuando estaban enfermos como si se tratara de conversaciones de WhatsApp? ¿Que hubo conflictos en el panteón de los dioses babilónicos hasta terminar adorando a Marduk, primogénito de Ea, el dios de los sumerios? ¿Que en los templos sacerdotes y sacerdotisas debían alimentar cuatro veces al día las estatuas de sus dioses, así como vestirlos y adornarlos con joyas? ¿O que, en el año 331 a C., cuando Babilonia solo era un recuerdo y la ciudad una simple provincia del imperio persa, el propio Alejandro Magno, maravillado por las historias que le habían contado sobre esta civilización perdida, terminaría conquistándola bajo la promesa de reconstruirla y convertirla en la capital de su imperio? ¿Y que sería allí, en su palacio, donde terminaría falleciendo sin poder cumplir ese sueño?
Estas y un montón de curiosidades fascinantes las encontrarás explicadas en el libro “Breve historia de Babilonia”, una lectura que me ha enganchado por su sencillez narrativa en su erudita labor de divulgación sobre esta civilización milenaria.
Un libro muy recomendable para cualquiera que desee adentrarse en esta emocionante travesía hacia el pasado, que ha despertado en mí aquel profundo interés por saber nuestros orígenes. De comprender cómo fuimos para entender hacia dónde vamos. Con esa pasión despierta, ya he echado un ojo a las diferentes ofertas que la editorial Nowtilus nos brinda con su colección “Breve Historia de…”. Tienen en su catálogo culturas pasadas para todos los gustos que procederé a leer a lo largo de este año y tal vez me anime a reseñar en el futuro. Al fin y al cabo… ¡qué no paren los propósitos del 2024! ¡Ni la lectura! ¡Ni de aprender!
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