Las dos caras de la polémica
Una semana después de la gala de los Premios Goya, aún se sigue hablando de ella, previsiblemente, hasta que esta noche le dé el relevo la de los Oscar. Eva Hache fue la encargada de presentar estos premios donde se intentó que reinase el tono cómico, porque, como había anunciado Corbacho en el photocall, “con humor se pasa mejor”. Aunque dicho humor no gustó a todo el mundo, es difícil contentar a todos los sectores. Además, se produjo algún que otro descuido pronto subsanado. Sin embargo, como no podía ser de otra manera, a pesar de las críticas y los imprevistos, el cine fue el protagonista indiscutible de una noche en la que la alfombra roja estuvo repleta de estrellas de la gran pantalla española.
Ya desde la entrada del acto, se pudieron apreciar las reivindicaciones de los figurantes que exigían que se les tuviera en cuenta en estos premios y la escasa valoración con la que cuentan, a veces. Afirmaban que sin figurantes no habría películas y para simbolizar la protesta portaban globos negros con cruces.
Durante la gala, se tocaron temas bastante polémicos, como el Caso Nóos y la supuesta implicación de una parte de la Casa Real, o las tramas de corrupción en las que presuntamente está implicado el ex Tesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas. Además, la presentadora, Eva Hache, se metió en las películas nominadas para mostrar su trama en clave de comedia y amenizar la velada, como ya había ocurrido en años anteriores.
El Presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, dio un discurso en el que denunció la subida del IVA en la industria del cine y la piratería, principalmente, dirigiéndose al Ministro de Cultura, José Ignacio Wert, presente en la gala, en alguna ocasión. Así, después de los premios, el Presidente de la Academia afirmó que “fue todo correcto, menos un par de intervenciones desentonantes”. Con esto, se quiso referir a las declaraciones de José Corbacho, en las que en referencia a la subida del IVA del 21%, afirmó que saludaba al Ministro de Cultura solo en este porcentaje. También, González Macho, aludía a las afirmaciones de Candela Peña, en las que relataba cómo había visto morir a su padre en un hospital público sin mantas. Estas manifestaciones han levantado simpatías y antipatías en los medios de comunicación y en la Opinión Pública, que muchas veces no sabe qué pensar, debido a los acontecimientos de estos últimos meses y a que cada vez está más descontenta con la situación. Los protagonistas del sector cinematográfico protestaron a su manera contra ella, aunque para algunos no fue suficiente, para otros se excedieron y para otro tanto fueron correctas. Todo depende de por donde se mire. Estos premios todos los años tienen ese punto crítico. Este año era de esperar que también lo fuera, no fue ninguna sorpresa.
Respecto al premio otorgado a Candela Peña como Mejor Interpretación Femenina de Reparto, también se ha levantado cierta polémica sobre su elección como ganadora en esta categoría. La actriz, mientras decía sus agradecimientos por el premio, mostró una tarjeta, como se puede apreciar en una foto difundida por la Agencia EFE, en la que no aparecía su nombre, sino el de la actriz, también nominada a dicho premio, Chus Lampreave, junto con el nombre de la persona que recogería el galardón en su lugar, ya que no estaba presente. La explicación que ha dado la Academia de Cine es la siguiente: cuando un actor o actriz está nominado y no va a asistir a la gala, se les deja a los presentadores del premio una tarjeta en el atril para que puedan leer quién va a recoger el galardón en lugar de la persona ausente, en caso de que ésta gane.
Esta no fue la única polémica relacionada con la repartición de las estatuillas. Los presentadores del premio a Mejor Canción Original, Adriana Ugarte y Carlos Santos, se confundieron, y anunciaron que la ganadora era la película “Los niños salvajes”, a los pocos instantes, después de la comprensible alegría de los responsables de esta película, remediaron su error, la verdadera ganadora del premio era “Blancanieves”. Esta confusión, la Academia la justifica de la misma forma que la polémica anterior relacionada con la tarjeta de Chus Lampreave.
Estas confusiones y polémicas, que para una parte de la Opinión Pública están justificadas, no hacen sino desviar la atención. Puede que la intención del sector cinematográfico fuera buena, pero mientras se hable de estos temas, no se tratarán los problemas que se están viviendo día a día. Es cierto que ellos se manifestaron contra dichos problemas, pero los sujetos de las noticias en los medios han sido los actores y no los protagonistas de estas dificultades cotidianas y graves. Está bien que se manifiesten contra lo que piensan que está mal o es injusto, como cualquier otro ciudadano son libres de hacerlo, pero el protagonista cuando se hacen este tipo de reivindicaciones debería ser el problema del que se habla, no quién lo dice. Aunque, bien es cierto, que existen líderes de la Opinión Pública, no deberían copar el protagonismo al problema y deberían ceder el papel principal a aquellos que lo sufren.
Aún así, el cine contribuye, con reivindicaciones o sin ellas, a que los ciudadanos que lo están pasando mal se olviden por un rato de sus problemas y disfruten, a pesar de la subida del 21% de IVA. Les permite soñar. Y los sueños, cine son.
Periodista especializada en comunicación, cultura y gastronomía.