Crítica: obra ”El Principito”

Lo esencial es invisible a los ojos

Desde el 18 de abril y hasta el pasado 31 de mayo, el Teatro Cofidis Alcázar acogió la obra “El Principito”, un clásico entre los clásicos literarios que ahora ha sido adaptado a los escenarios. Este espectáculo que combina música, danza y acción ha obtenido una respuesta positiva por parte del público, sobre todo del más joven que sigue demandando un hueco en la cartelera que cada vez se nutre más de este tipo de representaciones. La historia de este pequeño príncipe es muy conocida, no son pocos los que han disfrutado leyendo este libro de Antoine de Sant-Exupéry y seguro que esta adaptación contribuye a que muchas más personas, tanto adultos como niños, se interesen por leerlo o releerlo, porque los mayores, a pesar de todo, nunca dejan de ser niños.

¿Quién no ha escuchado alguna vez hablar de “El Principito”? Hay historias que nos marcan de pequeños, aventuras que somos capaces de revivir una y otra vez sin cansarnos. Y es que hay libros que nos enganchan desde el inicio y, aunque pasen los años, siempre permanecerán vivos en nuestros recuerdos porque algún día seguramente fuimos un personaje más de un determinado cuento. Esto demuestra que la lectura es necesaria desde edades tempranas porque fomenta en los más pequeños la imaginación y los ayuda a desenvolverse más intuitivamente en un mundo cuanto menos complejo. Un universo que en ocasiones los adultos hacemos complicado, pero que para los más pequeños es sencillo, porque muchas veces la solución más aparente es la correcta, aunque nos empeñemos en buscarle unas vueltas que quizás no tiene. Más allá de una historia que puede gustar más o menos, se intenta enseñar a relativizar los problemas, a abrir la mente y a dejarse llevar por una imaginación desbordante.

El Teatro Cofidis Alcazar ha albergado durante más de un mes la obra “El Principito”, basado en “Le Petit Prince” de Antoine de Saint-Exupéry que fue publicado en 1945. Todos los sábados a las 16:30 horas y los domingos a las 12:30 horas el público tenía una cita ineludible con uno de los clásicos de la Literatura. Este espectáculo familiar ha sabido adaptarse fielmente a la obra, aunque con algunos matices debido a la disposición de la puesta en escena. La función incorpora varios números de danza, así como una parte más puramente teatral. Se trata de una interpretación que se integra plenamente en la coreografía. Todo ello estará además acompañado por efectos audiovisuales, en concreto por una pantalla que guiará la trama, en ciertas ocasiones, y en algún momento hará recordar a los adultos algunos instantes de la Historia de la humanidad.

La trama que se propone es aparentemente sencilla, aunque quizás a los espectadores más pequeños les cueste coger el hilo a la obra, debido a su dinamismo artístico. En ésta aparece “El Principito” que mostrará su camino recorrido por varios planetas que se encuentran habitados por un vanidoso, una mujer de negocios, un farolero o un borracho. Y lo que es peor… ¡llega al planeta Tierra! Como la vida misma. Es una forma de mostrarles a los más chiquititos la existencia que llevan algunos adultos, así como determinados problemas que hay que evitar desde edades tempranas. Esto removerá la conciencia de los niños, pero también la de los más mayores que añorarán volver a ser menores y disfrutar de esa etapa única cargada de inocencia y exenta, a simple vista, de dificultades. Y es que en ocasiones las ocupaciones nos hacen olvidarnos de las cosas más sencillas, las cosas que probablemente ya tenemos y que relegamos a un segundo plano. Deberíamos sentir más, disfrutar más con los seres queridos y olvidarnos de los negocios, de los problemas y, como ocurre en el caso del farolero, llenar el alma con todo lo que hagamos, con alegría y sin perder el optimismo.

Esta obra dinámica está amenizada por animada música y algunos toques de humor con los que el entretenimiento está asegurado, inculcando unos principios muy positivos para el desarrollo de los más pequeños y que ayudará a que los adultos, a los que a veces se les olvida, los recuerden y los tengan muy presentes en el futuro. Los actores, aunque no interactúan directamente con los espectadores, sí que apelan a su atención con su emocionante historia. Por ello, es conveniente no apartar los ojos del escenario para no perderse ni un detalle de las aventuras del piloto protagonista.

«El Principito» volverá al Teatro Cofidis Alcázar la próxima temporada, concretamente el 12 de septiembre. Los sábados de ese mes y el de octubre a las 16:30 horas llega la nueva oportunidad de adentrarse en el clásico.José Tirado, Hayzam Fathy, Antonio Jiménez, Astrid Julen (que realiza cambios con Irene Ureña) y Antonio Villa son los encargados de transmitir a los asistentes una serie de valores vitales. Entre ellos, está el de la amistad, pero también se comunica una moraleja porque lo esencial es invisible a los ojos y, a veces, solo se ve bien con el corazón. En algunas ocasiones, la rutina diaria nos impide apreciar esta premisa como se debiera y nos lleva a un mundo de ocupaciones sin fin. Disfrutar con las pequeñas cosas es fundamental para lograr esa anhelada sensación de plenitud vital que, aunque puede resultar efímera, siempre consigue hacerse un hueco en el día a día. Tal y como ocurre en “El Principito”, la magia y la esperanza se pueden encontrar en las estrellas, solo hay que guardar ese sentimiento y recordarlo en los momentos más desafortunados. Entendemos ahora los mundos por los que se mueve el pequeño príncipe que son más o menos agradables, de la misma forma que ocurre en la vida. Sin embargo, tarde o temprano se encuentra el camino a esa casa llamada felicidad.

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