Una autoficción con toques de humor absurdo y existencialismo
En un lugar pintoresco llamado Nave 73 (Palos de la Frontera, 5) tuvo lugar mi reencuentro con el teatro poscovid y, directamente, con la cultura en abierto en una sala con gente desconocida. Recuerdo perfectamente que mi última experiencia había sido hace justo un año en una sala de cine a la que fui a ver “Parásitos”. Curiosamente, aquella cinta estrambótica ganadora del Oscar a Mejor Película se asemeja a esta obra en el sentido de que lo que ocurre es imposible que te lo esperes. Entras con una idea y sales con otra, desde luego ambas rebosan originalidad y ciertamente algo de extrañeza y confusión. “Beautiful stranger” es el último proyecto de Ion Iraizoz y su reconocida compañía La Caja Flotante, una comedia existencial sobre la identidad, la propia y la de los demás.
En “Beautiful Stranger”no intentes seguir el hilo conductor de la trama, cómo se ha llegado hasta ahí, porque es tarea casi imposible. Se supone que hay una conexión entre todo, la reconstrucción de la fiesta del cuarenta cumpleaños del protagonista, cuyo nombre no recuerdo, y tras ver la obra entenderéis por qué, a pesar de que se repite en varias ocasiones. Y el personaje central lo intenta, una y otra vez, pero el transcurrir de la historia se acaba yendo por diversos derroteros, algunos con más relación con el tema central que otros. Un tema que en realidad no sirve sino de excusa para tratar un sinfín de cuestiones.
El intérprete está acompañado a lo largo de la obra por un narrador intradiegético que lo interpela directamente, le da órdenes, le dice qué hacer y hasta qué decir. Esta voz se convierte en un recurso dinámico que, ayudado con un juego de planos gracias a una cámara, aportan ritmo y locura a partes iguales. Por momentos, ese narrador que nos será muy familiar, guía la historia hacia senderos por los que el protagonista no quiere ir, pero que resultan la mar de interesantes y que nos hacen pensar en quienes somos, cómo llegamos al mundo, o cuánto afectan a nuestras vidas algunos aspectos que escapan de nuestro control.
Mientras Ion (ahora recordé el nombre) trata de trasladarse a la fiesta de su cuarenta cumpleaños, es interesante reseñar cómo plasmamos a través de nuestros recuerdos hechos pasados que hemos vivido de una manera un tanto distorsionada de la realidad. A todos nos ha sucedido que cuando narramos una anécdota delante de otra persona que también estuvo presente, ésta muy a menudo nos corregirá y añadirá o quitará detalles de nuestra versión, y posiblemente eso tampoco sea lo que sucedió. La certeza absoluta solo podría mostrarla una grabación. Pero cada persona se percata de unos detalles, y transmite las sensaciones que tuvo en aquel momento, aunque para el resto del mundo fuera totalmente distinto. Al fin y al cabo, los relatos se empapan de las vivencias de las personas que los cuentan.
Un recurso que está muy de moda, pero del que si se usa mal queda fuera de lugar, es romper la cuarta pared. Hay que saber traspasarla pero con cuidado de que no se te caigan los pedazos encima. En este caso me parece muy bien llevado por medio del humor absurdo que hará las delicias de los amantes de este tipo de comedia. También habrá interacción con el público y alguna que otra broma que os pillará desprevenidos. Nada excesivo, y menos mal, que yo por un momento temí que fuera como en el instituto con ese profesor al que le encantaba preguntar a sus alumnos para obtener una clase llena de grillos.
En definitiva, una obra divertida, quizá con algún gag estirado de más que podría haber surtido mejor efecto con menos tiempo y omitiendo pequeñas escenas totalmente inconexas. “Beautiful Stranger” es una marabunta de cosas extrañas mezcladas, algunas mejor hiladas que otras, pero que te hacen pasar un rato agradable a la vez que invita a pensar con mayor profundidad. Si su idea era dejar al espectador un poco confuso, pero con buena sensación, enhorabuena, al menos conmigo lo han conseguido.
P. D. Y no, como albaceteña doy fe que no es de mi tierra.
Periodista multidisciplinar dedicada a contar historias con precisión y compromiso en el mundo del periodismo contemporáneo.
Raquel, puede estar interesante, otra manera de ver el teatro.Besiños