Un recorrido sincero por una biografía trepidante
El pasado 8 de marzo el canal de televisión Odisea estrenó “Michelle Obama: Mi vida después de la Casa Blanca”, el documental más reciente y completo sobre la exprimera dama de los Estados Unidos. Después de abandonar la Casa Blanca ha estado muy ocupada con los compromisos de su nueva vida: con su productora Higher Groun ganó el Oscar al mejor documental de 2020 por “American Factory”; además su autobiografía “Becoming” es el libro de memorias más vendido de todos los tiempos e incluso ha conseguido un Grammy por su versión en audio. Este montaje propone por tanto un cautivador viaje por los orígenes humildes de esta influyente abogada desde sus primeros años en una familia de clase trabajadora hasta convertirse en una de las mujeres más queridas de la historia política estadounidense.
Con motivo del Día de la Mujer, Odisea ahondó en el paso por la Casa Blanca de Michelle Obama y su posterior etapa como productora y autora. El documental forma parte de un especial de programación de este canal producido por AMC Networks que rinde homenaje a mujeres referentes en distintos ámbitos que con su trayectoria han hecho historia.
Si hay una parte del documental dirigido por Jordan Hill que verdaderamente me ha impactado es el referente al papel tan relevante que siempre han tenido los familiares de la primera mujer afroamericana que llegó a la Casa Blanca para convertirse en dama. Para comprender el brillante viaje que llevó a Michelle Obama al foco político universal, tras licenciarse en Derecho en la Universidad de Harvard, este montaje se adentra en sus orígenes descubriéndonos que la protagonista creció en una familia modesta.
Michelle Obama se crio en el sur de Chicago en el seno de una familia humilde de clase trabajadora. Desde su niñez siempre fue estudiosa y responsable desarrollando su propia voz gracias a la tía abuela Robbie, su exigente profesora de piano con quien además compartía vivienda. No obstante su mayor apoyo siempre ha sido su madre Marian a quien se llevó a vivir a la Casa Blanca para que estuviera cuidando de sus hijas cada vez que se ausentaba, por ejemplo, para acompañar al presidente en viajes oficiales.
Hace ya cuatro años que Michelle Obama abandonó la Casa Blanca tras dos mandatos presidenciales de Barack Obama y, desde entonces, ha estado muy ocupada con los compromisos de su nueva vida que continúa repleta de éxitos. La exprimera dama ha estado inmersa en el desarrollo de siete documentales producidos por su productora Higher Ground que abordan temas sociales, raciales y políticos. Uno de estos títulos, “American Factory” (disponible en Netflix), logró un Oscar al mejor documental de 2020. Asimismo su autobiografía “Becoming” es el libro de memorias más vendido de todos los tiempos e incluso ha conseguido un Grammy por su versión en audio.
Pero volviendo al documental de Odisea. “Michelle Obama: Mi vida después de la Casa Blanca” también resulta muy revelador porque nos descubre cómo la protagonista conoció a Barack Obama (incluso se habla de su primer beso) y su forma de afrontar las aspiraciones políticas de su marido. Asimismo recoge las muchas complicaciones que sufrió para concebir a sus dos hijas, Malia y Sasha, tras sufrir en primera instancia un aborto y acabar sometiéndose a tratamientos de fecundación in vitro.
En resumen, en apenas 50 minutos este documental narra la vida de una mujer que hizo historia sin querer dedicarse a la política y cuya huella permanece indeleble tras romper cuantiosas barreras.
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