Humor de otra dimensión
El pasado 2 de octubre se estrenó en el Teatro Cofidis Alcázar “Espíritu”, el nuevo espectáculo de Santi Rodríguez a quien los espectadores seguimos asociando, casi inconscientemente, con su papel de frutero en la mítica serie de Telecinco “7 vidas”. Dirigida por el cómico y guionista Kikin Hernández, esta comedia para morirse de risa, que critica en clave de humor aquello que hacemos los vivos, se pasa volando. Si bien antes de ver la función me esperaba algo más filosófico por el título de la obra, lo cierto es que un texto muy claro y sencillo con el que el actor nos recuerda la importancia de exprimir el momento, enfocándonos en el presente porque ninguno tenemos el futuro asegurado. Ya antes de aparecer en escena el protagonista se escucha una voz que invita a reflexionar sobre si hay vida después de la muerte.
Con gracia y humildad, Santi Rodríguez arranca la risa y el aplauso desde prácticamente el inicio de la función. Es un gran actor que no necesita presentación, un tipo que además cae bien, que es buena gente, que siempre lleva a gala ser de Jaén, y eso se refleja muy bien en un monólogo que apuesta por un humor muy blanco, que no se mete con nadie. Un texto que aun así resulta efectivo riéndose de los pequeños detalles cotidianos, desde los problemas que conlleva una mudanza hasta los tópicos más retorcidos de las películas de espíritus pasando por la mención de la legendaria serie que ha marcado su carrera televisiva y que forma parte de su ADN.
El humorista, que con este título da un paso más en su versatilidad artística, me parece la persona más indicada para desarrollar este espectáculo. Es decir, tiene sentido que englobe estos temas dado que en 2017 estuvo a punto de marcharse al otro barrio tras sufrir un infarto en la arteria esplénica. Ahora bien, lo que más me ha sorprendido es que rompa con la cuarta pared, algo que a mi particularmente me encanta porque me hace sentir que la función está viva y que soy protagonista de un momento único que jamás se va a volver a repetir de la misma forma. Apoyado por el juego de luces, Santi Rodríguez no solo se dirige al público sino que además interpela directamente a los asistentes e incluso improvisa en relación con sus respuestas. Creo que en estos instantes reside el alma de la representación, en generar risas sanas a costa de hacer un ejercicio previo sobre aquellos aspectos con los que todos nos podemos sentir identificados en mayor o menor medida.
Como subrayo, este espectáculo teatral, que aborda con humor qué nos podemos encontrar en el más allá, se sostiene gracias al carisma y buen hacer de Santi Rodríguez sobre las tablas quien, bajo mi punto de vista, termina de ganarnos con su capacidad para cambiar de registro y asumir otros personajes. Una circunstancia que demuestra cómo una obra se puede salvar con el trabajo de un único intérprete siempre que éste sepa calar hondo en el público. Y, como digo, el protagonista de “Espíritu” consigue con creces atrapar nuestra atención en una propuesta escénica que, todo sea dicho, cuenta con un decorado muy sencillo.
En conclusión, “Espíritu” es una función que recomiendo si lo que buscáis es pasar un rato divertido y reíros un poco de la vida. Y os adelanto algo: el minuto final vale oro.
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Yo he tenido la gran fortuna de verlo y puedo decir que desde antes de salir el a escena, pasando por todos los personajes asta el final es algo con un gusto exquisito como explica algo tan serio y te lo tomes a risa apto para todos los públicos y y tronchante .nos encantó y lo recomiendo a todo el mundo.es un enorme profesional al igual que persona.Te quiero Santi