Una pintura de la vida de Hannah Goslar y su amistad con Ana Frank
De los estrenos de Netflix para este febrero os recomiendo la película holandesa “Mi gran amiga Ana Frank” que aborda la amistad entre Ana Frank, quien dejó constancia en su diario del tiempo que pasó ocultándose de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y Hannah Goslar, más conocida como Hanneli. Es decir, la producción dirigida por Ben Sombogaart está basada en hechos reales. Siempre que abordo este género me surge la duda sobre qué parte es auténtica y cuál ficticia. Pues bien, si por algo este título me resulta tan interesante como emotivo es precisamente por la cantidad de detalles verdaderos que alberga, proponiendo un novedoso ángulo que, con la delicadeza y el compromiso histórico que requiere, arroja algo de luz a un relato de amistad femenina honesta y entrañable.
Aunque a estas alturas suena arriesgado, el cineasta Ben Sombogaart ha tratado de arrojar una nueva perspectiva al archiconocido relato de la tragedia de Ana Frank desde la óptica de su mejor amiga que es interpretada por Josephine Arendsen en el nuevo drama de Netflix. Si bien en otras circunstancias destacaría la actuación tanto de esta actriz como de Aiko Mila Beemsterboer, lo que más me ha enganchado de esta cinta es que esté basada en hechos reales.
El director, de hecho, basa la película en las memorias de Hannah Goslar, “Memories of Anne Frank: Reflections of a Childhood Friend” -escritas por la autora estadounidense Alison Leslie Gold-, quien contó en persona el vínculo tan especial que mantuvo con Ana Frank. Porque la auténtica protagonista todavía sigue viva y, a sus 92 años, puede ver plasmados algunos recuerdos en este nuevo título de Netflix que no se centra exclusivamente en Ana Frank como sucede en las numerosas adaptaciones de cine y televisión que se han venido desarrollando a lo largo de las últimas décadas sobre la joven escritora en particular y sobre el Holocausto en general como “La lista de Schindler”, “La vida es bella”, “El niño con el pijama de rayas”, “El pianista”, “La ladrona de libros” o “Jojo Rabbit”.
Eso sí, en “Mi gran amiga Ana Frank” no hay que tomarse todo al pie de la letra ya que la plataforma de Reed Hastings no engaña y en el arranque de la película, que todo sea dicho ganó el premio Golden Film en octubre de 2021 tras haber vendido 100.000 entradas, se especifica que “algunas partes han sido abreviadas o adaptadas por fines dramáticos”. En otras palabras, aunque no se plasme literalmente el relato, la película surca por el testimonio de Hannah Goslar sobre la lealtad casi ciega que profesaba a Ana Frank.
Viendo la película yo misma he querido desentrañar qué hay de verdad en lo que se narra, descubriendo para empezar la realidad que respira la primera escena. Y es que la película se inicia mostrando la complicidad entre Ana Frank y Hannah Goslar bañada en risas, una química verdadera dado que las dos protagonistas fueron amigas en la vida real. Es decir, aunque este primer detalle suene muy evidente, ambos personajes existieron y se conocieron en un contexto muy concreto. De ahí que la cinta se desarrolle en dos tiempos muy diferentes: el primero nos traslada a Ámsterdam en 1942, con las protagonistas en plena ocupación nazi, y el segundo nos hace viajar hasta 1945 y se ambienta en el campo de concentración de Bergen-Belsen.
De la primera parte de este puzle temporal se desprende el realismo en la personalidad de Ana Frank pues siempre se ha dicho que, además de destacar como una amante de los libros, era una chica muy alegre y con una gran curiosidad por el mundo que le rodeaba. Y este carácter puro se define en varias escenas, por ejemplo, la relacionada con el despertar sexual que, por otra parte, muestra a Hannah Goslar noqueada cuando le preguntan cómo ha llegado un bebé hasta la tripa de su madre. Asimismo, y aunque en el famoso diario la icónica chica convertida en símbolo antifascista dejó plasmada su tristeza, angustia y desesperación mientras permanecía oculta en una buhardilla con su familia, en determinadas secuencias de la película se exhibe a esa escritora divertida, carismática, intuitiva e inquieta que presumiblemente fue.
De todos modos, la película pone el foco en la ocupación nazi en Ámsterdam hasta contar el desgarrador reencuentro de las protagonistas en el campo de concentración de Bergen-Belsen. Y es que es verdad que las dos adolescentes, que por cierto desde que se conocieron en 1933 se hicieron inseparables hasta el punto de compartir aula en la Escuela Pública María Montessori de Ámsterdam y posteriormente en el Liceo Judío, estuvieron presas al mismo tiempo.
Concretamente la cinta muestra cómo tras la muerte de la madre de Hannah Goslar durante el parto de su tercer hijo, ella, su padre Hans Goslar y su hermana menor Gabi permanecían en un sector diferenciado en el que los prisioneros estaban mejor alimentados. Tal y como muestra la película, esta adolescente se reencontró con Ana Frank, a quien hacía en Suiza con su familia, en 1945, es decir, un tiempo después de que fuera trasladada al campo de concentración de Bergen-Belsen el 15 de febrero de 1944. Desde ese mismo año tanto su querida amiga como la hermana de ésta, Margot, también permanecían en cautiverio dado que se escondieron el 6 de julio de 1942 y fueron descubiertas el 4 de agosto de 1944, siendo trasladadas primeramente a Auschwitz.
Otro de los detalles verídicos que expone la película es que, efectivamente, Hannah Goslar arriesgó su vida para salvar a la joven escritora. Y es que la adolescente le lanzó por encima de los alambres un pequeño paquete con comida a su mejor amiga como símbolo de su amistad. Claro que la escena que deja al borde de las lágrimas es la que descubre que logró sobrevivir junto a su hermana mientras que es mucho más conocido que Ana Frank, al igual que Margot, perdió la vida en el campo de concentración tras contraer el tifus. Bien es sabido que los pensamientos escritos por esta adolescente fueron divulgados en público en 1947, dos años después de su muerte. De hecho, continúan muy presentes hasta el punto de que “El diario de Ana Frank” (en el que Hannah Goslar aparece con el nombre de Lies Goslar) se ha erigido como un referente en la memoria histórica colectiva para describir los horrores que provocó el nazismo.
Volviendo a Hannah Goslar, la película subraya que de mayor quería trabajar como enfermera. Un sueño que, en efecto, cumplió ya que, tras la guerra, en 1947 emigró a Palestina y se dedicó a cuidar de los demás. La protagonista se casó con el Dr. Walter Pinchas Pick, tuvieron 3 hijos y 10 nietos. Un dato que se aporta al final de la cinta, añadiendo que Gabi también formó una familia numerosa: “Hannah y Gabi tuvieron 7 hijos, 38 nietos y 27 biznietos. Lo llaman su venganza a Hitler”.
En suma, la película “Mi gran amiga Ana Frank” me ha parecido efectiva porque se apoya en una historia real que transmite el impacto emocional que generó Hannah Goslar en la vida de su camarada, víctima del Holocausto.
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