Hay consejos que te cambian la vida
“Lecciones sobre la vida del monje que vendió su Ferrari” es uno de esos libros que te marcan para siempre. A mí me gusta recurrir a los títulos de autoayuda de vez en cuando, sobre todo en época estival que es cuando estoy más relajada, porque me sirven para gestionar mis emociones, contribuyen a mejorar mi desarrollo personal y, en definitiva, me conducen a reflexionar sobre la felicidad y la búsqueda de sueños. De la misma forma que me sucedió con “¿Y tú qué crees?”, Robin Sharma ha logrado con esta compilación de consejos publicada en 2012 que tenga más claras mis aspiraciones y que me sienta capaz de llevar a cabo mis propósitos. Y es que esta perla de sabiduría directamente te sana con el poder de las palabras contenidas.
No soy de hacer recomendaciones literarias a la ligera así que si propongo “Lecciones sobre la vida del monje que vendió su Ferrari” es porque creo firmemente en su capacidad transformadora. Esta lectura aporta luz y un sentido profundo a la vida de cualquiera que presta atención a sus páginas. Evidentemente, calará más en aquellos lectores que ahora mismo sientan que los días se les escapan como arena entre los dedos sin verdaderamente lograr todo aquello que desean y merecen.
Con este libro tan fácil de leer y de entender, Robin Sharma se erige como el gurú perfecto para mostrarnos una nueva manera de vivir. Porque, a veces, simplemente hace falta cambiar el enfoque para disfrutar de verdad. Basta con partir de una nueva visión para solucionar los problemas más complejos que habitualmente nos conducen por el camino de la amargura. En otras palabras, este título enseña a enfrentar las dificultades desde un prisma incitante, valiente y consecuente demostrando que el bienestar personal depende en gran medida de la calidad de los pensamientos y no tanto de las circunstancias externas.
“Lecciones sobre la vida del monje que vendió su Ferrari” me ha parecido un manual muy ameno porque se estructura en episodios muy cortos, pero sumamente interesantes e inspiradores. Me ha gustado que el autor recuerde la importancia de convertirnos en personas honradas y humildes porque estoy segura de que el mundo que habitamos sería mucho mejor. No obstante, me quedo con aquellos capítulos en los que Robin Sharma nos incentiva a que seamos quienes queremos ser sin cortapisas. Para ello, nos aconseja que pongamos un paréntesis a las preocupaciones y estoy muy de acuerdo con esta observación puesto que, en ocasiones, nos invade la inquietud por adelantarnos a los acontecimientos. Es más, también nos insta a que veamos nuestros problemas como bendiciones y tiene su lógica ya que, como dice el refrán, ningún mar en calma hizo experto al marinero. De todo se aprende.
Asimismo, el gurú canadiense propone que nos levantemos temprano y que aprendamos a meditar porque aporta numerosos beneficios para la salud que, todo sea dicho, yo ya he podido comprobar en mis propias carnes desde que practico semanalmente yoga. Igualmente, Robin Sharma subraya que la toma de conciencia precede al cambio, es decir, para experimentar una auténtica metamorfosis primeramente hay que estar por la labor de mejorar. En este sentido, el autor de 58 años nos recuerda la regla de los 21 días que consiste, básicamente, en convertir algo en un hábito en tan solo tres semanas.
En este libro, el escritor también recalca que es clave amar el trabajo que desempeñamos porque permanecemos dedicados en cuerpo y alma a un empleo demasiadas horas de nuestra vida. Del mismo modo, el autor plantea que realicemos voluntariado y que apoyemos una causa con la que realmente nos identifiquemos. Según mi propia experiencia como voluntaria de diferentes organizaciones, me parece una de las aportaciones más valiosas porque poniéndose en los zapatos de los demás es cuando por fin dotas a tu realidad de una nueva dimensión y cuando ciertamente descubres el legado que quieres dejar.
En resumen, “Lecciones sobre la vida del monje que vendió su Ferrari” es una compilación de 101 consejos para poner en práctica con el objetivo de lograr una existencia más enriquecedora. Porque nunca es tarde para reinventarse ni para corregir el rumbo. Desde este preciso instante podemos ver todo de otra manera y conseguir una mejor calidad de vida.
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