Crítica: obra “Sofá y dos cuerpos”

Tan corto el amor y tan largo el olvido 

El pasado 27 de noviembre volví por fin al Teatro Lara para ver el estreno de “Sofá y dos cuerpos”. Digo por fin porque hasta que entré en la Corredera Baja de San Pablo no pensé en el tiempo que hacía que no visitaba uno de mis espacios teatrales favoritos de la capital. Recuerdo con cariño “Burundanga”, “La Llamada” o “Lavar, marcar y enterrar”, aún en cartel, como algunos de los títulos que mejores momentos me hicieron vivir en un contexto prepandémico. Sabía que había pasado ya de aquello, quizás más de lo que me hubiera gustado y, sin embargo, nada más atravesar sus puertas, volví a sentirme en casa. Experimenté la misma emoción que te invade cuando regresas a tu hogar después de pasar varias semanas de viaje y ves que está igual, todo sigue en su sitio, tal como lo dejaste, nada ha cambiado, excepto tú. Y, entonces, ya nada es lo mismo, todo cambia. 

Sofá y dos cuerpos” es una obra interpretada por Elena Rey y Xoel Fernández, escrita y dirigida por Mariano Rochman -quienes ya trabajaron juntos en «Noches de hotel» y producida por Doble Sentido Producciones. Esta comedia dramática, basada en dos cuentos de Raymond Carver, cuenta, de principio a fin, la historia de amor de Bea y Diego. Como quien se confiesa, la pareja comparte con el público sus instantes más íntimos: desde que hablan por primera vez en un tren al que se suben muy ilusionados por iniciar un viaje juntos, hasta que este comienza a torcerse y deciden ponerle punto final a una relación que deriva en destinos separados. 

Mariano Rochman ya avisa de que su texto es contundente. Él mismo describe a “Sofá y dos cuerpos” como “una reflexión acerca de qué es el amor; cómo y de qué nos enamoramos y cómo se construye el amor en una pareja”. Y es precisamente eso lo que Xoel Fernández y Elena Rey logran transmitir durante la hora y veinte minutos que dura la representación. A través de constantes saltos temporales, ambos presentan los pensamientos, los sentimientos y los deseos de sus personajes. Guían a los espectadores hacia los puntos más álgidos de la historia de Bea y Diego, mostrando una visión subjetiva de los acontecimientos e intentando que tomen partido en su propia relación. 

Un acierto total tanto el montaje como el lugar escogido para representar “Sofá y dos cuerpos”. Por un lado, los cuerpos de los actores se encuentran y se distancian, se atraen y se repelen y se visten y se desnudan completamente a escasos metros de un público cada vez más emocionado, que ríe y llora con ellos, sin desviar su atención del sofá en torno al cual se desarrolla la acción. Y, aunque la obra se nutre principalmente del teatro de texto, el lenguaje audiovisual y la música que Ale Martí ha compuesto especialmente para esta pieza también reclaman su protagonismo. Por otro lado, no se me ocurre mejor escenario que la Sala Lola Membrives, el espacio más íntimo del Teatro Lara, para conseguir evadirte del patio de butacas y conectar profundamente con una obra tan emotiva y trascendental como esta. 

Desde que me senté en la butaca de la primera fila, me contagié de los nervios de Xoel Fernández y Elena Rey. Sentí lo que los actores experimentan segundos antes de un estreno. Y, cuando se apagaron las luces, fueron Diego y Bea los que me hicieron ilusionarme, disfrutar, cantar, reír, jugar, pensar, dudar, recordar, sufrir, llorar y, sobre todo, tal como quería Mariano Rochman, reflexionar. ¿Cómo es posible que la ilusión del inicio de una relación termine por convertirse en indefensión y falta de respiración? Qué razón tenía Pablo Neruda: “es tan corto el amor y tan largo el olvido”.Si queréis ver “Sofá y dos cuerpos”, se estará representado hasta el 29 de enero en el Teatro Lara de Madrid. Los pases son todos los domingos a las 18:15 horas excepto el 25 de diciembre y 1 de enero, ambos días festivos sin función.

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