“Más que un espectáculo, buscamos hacer una fiesta de la que todo el mundo se sienta parte”
No hay verano sin cantar a grito pelado “Amigos para siempre”. Quienes ponen voz a esta canción tan popular que se ha convertido en un himno son Xavier Calero, Josep Gómez, Ramón Grau, Andreu Hernández, Joan Herrero, Rogeli Herrero y Toni Pelegrín, Los Manolos. La mítica banda lleva este verano la rumba catalana a todos los rincones posibles, presentando conciertos repletos de entusiasmo, ilusión y optimismo. Y es que han vuelto a la carretera para compartir su festivo directo y seguir poniendo alegría en los momentos difíciles, animándonos a bailar, a continuar adelante y a luchar por nuestros sueños. El grupo al completo transmite una energía muy bonita que traspasa a las nuevas generaciones pues les gusta rodearse de nuevos talentos.
P: Vuestra gira musical para esta segunda mitad del 2023 está repleta de conciertos. ¿Qué es lo que más os entusiasma de la vida en carretera para hacer sonar vuestros éxitos?
R: Lo que más nos entusiasma es el contacto con el público, por supuesto. Nos encanta compartir el concierto y que la gente cante, baile, dé palmas y sonría. Más que un espectáculo, buscamos hacer una fiesta de la que todo el mundo se sienta parte.
Y, también, claro, encontrar los buenos momentos de carretera para compartir entre nosotros, descubriendo las singularidades, la comida, y las gentes de cada lugar que visitamos.
P: ¿Cuál es la clave del éxito del grupo?
R:Creo que nosotros transpiramos cercanía y sencillez. Siempre buscamos promover un ambiente positivo, optimista y feliz que la gente agradece y con el que se siente a gusto y satisfecha.
R: ¿Os preocupa que alguna vez os dejen de pedir en un concierto “Amigos para siempre”?
R: “Amigos para siempre” ha superado nuestras propias fronteras. Es una canción de referencia para mucha gente, que la ha cantado y bailado en todo tipo de fiestas y celebraciones. Es un himno a la amistad y ese es uno de los mayores valores que se pueden compartir. La gente siempre querrá celebrar la amistad y todos necesitamos encontrar momentos positivos para disfrutar y ser felices.
P: Desde vuestros inicios reivindicáis en las canciones la figura del tipo de barrio. Tantos años de fama después, ¿seguís teniendo presente de dónde venís?
R: No sólo presente, sino que lo sentimos muy adentro: lo reivindicamos y sentimos orgullo de nuestro origen de familias trabajadoras, honradas y sencillas. Provenimos de barrios de gente humilde, pero con ambiciones sanas, de progreso y solidaridad y que es capaz de ser feliz con pocas cosas materiales con mucha camaradería y positividad.
P: Una de las actuaciones que marcó vuestra carrera fue la de la clausura de los JJOO de 1992. ¿Qué es lo que más os emocionó de participar en este evento?
R: Todo fue emocionante, pero en especial nos orgulleció participar en un evento que representaba a nuestra ciudad, a nuestro país y en el que nos quitamos todos los complejos. Supimos estar, como sociedad, a la altura de un gran reto y nos demostramos (que falta nos hacía) que, cuando nos ponemos, podemos hacer las cosas muy bien. Los Juegos Olímpicos de Verano fueron un éxito colectivo y haber puesto un granito de arena fue todo un honor. Y no nos olvidemos de los Paralímpicos, donde el sentido de la camaradería llegó aún más lejos.
P: Sois unos de los grandes exponentes de la rumba catalana. ¿Qué opinión os merecen las nuevas generaciones de artistas de este género?
R: Son excelentes, valientes y demuestran un gran talento, pero nos gustaría que hubiera muchos más. Que el género se interpretara en clave moderna, actual y se abriera a las aportaciones de los más jóvenes, que se lo hicieran suyo y rompieran las barreras dogmáticas que a veces encontramos en la rumba catalana. La rumba catalana necesita una revolución, pero cuando trasciende sus límites y llega a nuevos públicos se contagia y la hacen un estilo universal.
P: ¿Cómo valoráis la evolución de la industria musical desde vuestros inicios hasta la actualidad?
R: Es difícil comparar la industria de hoy en día con la de hace tres décadas. Ha cambiado la forma de producir música, de venderla, de escucharla, Han impactado todos los avances tecnológicos: internet, los móviles, las redes sociales, la desmaterialización de los soportes grabados y, claro, la forma de promocionarla y consumirla. Hoy en día, cualquier músico puede tener en casa un estudio casi tan potente (¡y con muchas más pistas!) que los que utilizábamos en los noventa. Cualquiera puede distribuir su música sin pasar por las estanterías de una tienda o centro comercial y cualquiera puede descubrirla en las redes sociales desde un simple móvil. Pero el reparto de lo que genera la música se ha hecho aún más injusto y hay un aumento de nuevos lanzamientos diarios imposibles de digerir. Por eso la música se ha banalizado mucho, a pesar de que, en la parte positiva, se ha democratizado el acceso a toda la cadena de valor.
P: Vuestras canciones más actuales siguen desprendiendo el mismo entusiasmo e ilusión de antaño. ¿Cómo es posible que sigáis transmitiendo tan buen rollo pese a los palos que, como a todos a una cierta edad, os ha dado la vida?
R: Posiblemente ese sea el truco. La rumba tiene un carácter terapéutico. La rumba catalana, a diferencia de otras rumbas, como la flamenca, que a veces tienen letras y planteamientos musicales más serios y trascendentes, suele buscar la ironía, el sarcasmo e incluso cierta burla sana. Es una música muy mediterránea, llena de luz y color que incinera los males y ayuda a afrontar la vida con optimismo.
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