El amor es un baile
Tras la fiebre de “La Ciudad de las Estrellas. La La Land” ha quedado claro que Sebastian y Mia son un regalo para Ryan Gosling y Emma Stone, pero sobre todo para los espectadores. El distanciamiento de la pareja ficticia guía esta producción donde puede que los protagonistas no estén hechos el uno para el otro como acaba sucediendo en toda comedia romántica que se precie. Su historia de amor va más allá y se narra en paralelo haciendo hincapié en la lucha por los sueños y por las metas profesionales. La música y el baile se emplean como antídoto contra el temor al fracaso de estos personajes que inundarán nuestros corazones de nostalgia. Puede que terminéis el montaje zapateando, reflexivos o desilusionados, pero nunca indiferentes.
Ya han pasado unos meses desde su estreno y se puede afirmar que “La La Land” se ha convertido en la película musical de este siglo XXI, además de en un completo y moderno homenaje a los grandes musicales hollywoodenses. Damien Chazelle, reconocido por el largometraje “Whiplash”, escribe y dirige esta cinta romántica que está protagonizada por dos actores con química, Emma Stone y Ryan Gosling.
Con la comedia negra “Birdman”, la intérprete estuvo nominada por primera vez a los Óscar en la categoría de actriz de reparto. Sin embargo, ha tenido que esperar un par de años para alzarse con la estatuilla a la mejor actriz de la Academia. Ryan Gosling también estaba nominado en la categoría masculina, pero esta vez la suerte estuvo de parte del actor Casey Affleck por su interpretación en “Mánchester frente al mar”. No obstante, Gosling ha protagonizado durante las últimas décadas grandes historias de amor. La más popular es “El diario de Noah”, aunque su actuación en el drama romántico “Blue Valantine” también es sorprendente.
Tanto Stone como Gosling están a la altura musical que exige una producción de estas características. Hay que recordar que la actriz participa en seis canciones de “La La Land” y que, desde muy joven, se interesó por el teatro musical e incluso llegó a recibir lecciones vocales. Por su parte, el actor protagonista tiene un grupo, Dead Man’s Bones, junto al productor Zach Shields, que seguro le ha aportado muchas tablas.
Ahora bien, de tanto escuchar lo buena que era la película seguro que a más de uno le acabó decepcionando porque no era para tanto. Por unos segundos fue la ganadora de la dorada estatuilla a la mejor película del año de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas estadounidense. Sin embargo, la vencedora oficial fue “Moonlight”, de Barry Jenkins. Este garrafal error planteó en muchos cinéfilos una cuestión: ¿Merecía “La La Land” realmente ese Óscar? Lo más probable es que no, aunque fuera la máxima favorita en esta categoría, porque aun teniendo en cuenta este despiste de sobres fue la cinta más galardonada de la noche con seis estatuillas Y aquí no acaba el baile de cifras porque “La La Land” puede presumir eternamente de haber recibido un total de catorce nominaciones en los Premios Óscar, igualando a la película “Titanic”.
Hay que reconocer que algunas escenas del metraje resultan demasiado artificiales, sin embargo, todo tipo de espectadores puede verse reflejado en sus dos protagonistas. Mia busca la suerte en audiciones mientras trabaja como camarera. Sebastian, por su parte, aspira a tener un local de jazz ganándose la vida mediante bolos en los que honra este género musical. A pesar de esta premisa frustrante envuelta en sueños rotos, el largometraje se presenta animado, con coreografías como la inicial realmente divertidas, con ritmo, y con la fuerza necesaria para abarcar momentos íntimos como la soledad. Y es que en este drama sentimental todo puede suceder, aunque apueste por el género musical no se adorna de felicidad, de hecho, el éxtasis de los primeros minutos no se corresponde totalmente con el final melancólico y agridulce. Si todavía no habéis caído en la tentación es hora que descubráis por vosotros mismos esta nostálgica película que invita a amar, soñar, y sobre todo reflexionar sobre lo que se pudo tener y finalmente se perdió.
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