Dos besos, uno de mamá y otro mío
Desde su estreno el pasado 18 de junio, “Ser padre” se ha coronado como uno de los títulos más exitosos de Netflix. Y no es para menos puesto que se trata de una de las películas más diferentes de Kevin Hart. Sin embargo, la tremenda actuación del actor estadounidense no es lo único que engancha ya que el montaje resulta muy conmovedor y más si valoramos que se trata de una historia basada en hechos reales. Esta emotiva cinta presenta a un padre primerizo, Matt, que pierde a su esposa Liz tras el parto, es decir, se queda viudo al día siguiente del nacimiento de su hija Maddy. Pero lejos de explotar únicamente la tragedia tras la muerte de la mujer a causa de una embolia pulmonar, la producción nos llena de esperanza mostrando cómo el protagonista lidia con el duelo a la vez que aprende a ser papá.
Confieso que el top 10 de títulos populares de Netflix me suele ayudar a discernir qué películas ver del catálogo. Y ahora mismo “Ser padre” se ha proclamado como una de las mejores recomendaciones. Esta cinta, que arranca las lágrimas demasiado pronto, se inicia con el funeral de Liz y el derrumbe de Matt quien no consigue las palabras para expresar su dolor ante la pérdida de su pareja tras dar a luz a su primera hija en común. Una sobrecogedora historia capturada en el libro “Two Kisses for Maddy: A Memoir of Loss and Love” de Matthew Logelin.
Y es que la tierna película de Paul Weitz se inspira en la devastadora tragedia de Matthew Logelin quien perdió a su mujer inesperadamente tras sufrir una embolia pulmonar veintisiete horas después de dar a luz. La cinta se centra por tanto en cómo el protagonista honra el legado de su esposa criando solo a la pequeña interpretada por Melody Hurd. Aunque cabe resaltar que en este viaje por la paternidad le acompañan sus inseparables amigos y también cuenta con el apoyo de su madre y de sus suegros, manifestado que, a veces en la vida, es necesario delegar y aceptar la ayuda de otros porque esto no significa ser un mal padre. Precisamente, y más allá de reflejar con gracia las noches sin dormir del protagonista y la evolución en la relación paternofilial, la producción también plasma los habituales cuestionamientos que uno se hace cuando tiene a alguien a su cargo. En este caso concreto, por ejemplo, el montaje se detiene en el reparo del personaje encarnado por Kevin Hart cuando conoce a un nuevo interés amoroso.
“Ser padre” es una película muy luminosa que transmite el amor de un padre por su hija a la que cada noche antes de dormir despide con dos besos, uno por él y otro por la madre de la niña que seguirá presente en sus corazones. En definitiva, es una historia que ahonda en todos los retos vitales que implica la paternidad, trasladando desde las páginas de las memorias de Matthew Logelin a la pantalla la travesía emocional que ha marcado la existencia del verdadero protagonista. Porque, pase lo que pase, nunca nadie está lo suficientemente preparado para las piedras del camino.
Esta cálida historia de superación busca llegar al alma de todos los espectadores y lo consigue a fuerza de producir una película sencilla, delicada y, sobre todo, bienintencionada.
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