A vueltas con el pasado
El 27 de marzo abrió sus puertas en Toledo (Castilla-La Mancha) Puy du Fou, un parque que gira en torno a la historia de España a través de varios espectáculos diurnos y uno nocturno que resultó ganador del premio a la Mejor Creación 2019 durante la ceremonia de los PAC Awards de dicho año. El recinto se compone de cuatro poblados conformados por zonas de restauración que celebran la gastronomía española, así como por diversas tiendas y puestos dedicados al oficio del espadero o del artesano, que nos hacen viajar por los siglos. Y es que este espacio, siguiendo la línea marcada por su homólogo francés, está cuidado hasta el más mínimo detalle para recrear el ambiente medieval y reencontrarnos con el pasado a golpe de referencias históricas y de la mano de personajes icónicos.
Llegar a Puy du Fou en coche no tiene pérdida, además, este parque temático cuenta con un parking gratuito ingeniosamente señalizado con figuras históricas. Si bien siempre recomiendo acudir con las entradas en la mano también cabe la posibilidad de comprar los tickets en el propio recinto, en ese caso, os sugiero que escojáis directamente el pase emoción porque no solo incluye una ubicación preferente en las gradas sino que además permite acceder de manera rápida a los espectáculos hasta diez minutos antes del comienzo de los mismos.
Y otro dato de interés: aunque se suceden establecimientos por todos los lados, yo por ejemplo hice una parada en La venta de Isidro, aunque también ofrecen gran variedad de comida en el poblado medieval El arrabal, en La puebla real (ambientada en el siglo XIII) y en el campamento moro El Askar andalusí, podéis perfectamente presentaros con vuestros almuerzos en la mochila porque hay varias zonas de picnic. Incluso si necesitáis coger algo del coche también podéis abandonar momentáneamente el parque porque el personal pone un sello para acceder de nuevo.
También os emplazo a vivir este plan un día que no resulte demasiado caluroso ni extremadamente frío o lluvioso. Mi experiencia se vio empañada por acudir al parque uno de los días más abrasadores de este 2021 y, aunque el reciento contaba con zonas refrescantes con aspersores, las altas temperaturas condicionaron mucho mi vivencia. De todas formas, si no queda más remedio que acudir en temporada alta, os sugiero que llevéis gorra, ropa cómoda (y a poder ser clara), zapatillas, crema solar y agua congelada en la mochila. Ídem si estáis planificando la visita para este otoño.
En este marco, para que el plan resulte grato recomiendo dedicar unos minutos a la organización de la visita porque además hay un distribuidor de guías para visitantes en la propia entrada del parque temático. Quitando “El sueño de Toledo”, que es un espectáculo nocturno que no viene incluido en el precio de la entrada al recinto, cabe subrayar que el recorrido gira en torno a seis funciones imperdibles, varias de ellas cubiertas cuya apertura de gradas se realiza con treinta minutos de antelación que convienen tener en cuenta para conseguir las mejores vistas.
Hay dos actuaciones menores que se pueden disfrutar tras uno de los descansos en la zona de juegos, si vais acompañados de los pequeños de la casa, o en la zona de animales. Me refiero a El vagar de los siglos, que presenta varios relatos íntimos de los siglos pasados y que se representa al aire libre y en diferentes senderos, y El pregón de la puebla que tiene como protagonista a un alguacil que informa de las normas con gracia.
Entre los espectáculos al aire libre también os sorprenderá Cetrería de Reyes que revive los enfrentamientos del califato de Córdoba y los cristianos de una manera muy original, un encuentro entre Oriente y Occidente que más allá de la teatralización de los encargados de dar vida a Abderramán III y al conde Fernán González deja con la boca abierta por la coreografía de las aves. Halcones, búhos, águilas, buitres leonados o cigüeñas sobrevuelan las cabezas de los asistentes dejando momentos para el recuerdo de magníficos planeos de estos majestuosos seres vivos.
Otro de los puntos señalados en el mapa es Allende la Mar Océana que nos permite embarcarnos como tripulantes de La Nao Santa María, la mayor de las tres embarcaciones que Cristóbal Colón empleó en el primer viaje descubridor de 1492. Los decorados son dignos de admirar, poniéndose mucho énfasis en los detalles y en los figurantes, que hay por todos los lados, para dotar de ambiente este show inmersivo y desarrollar una estupenda recreación. Desde luego que el barco se siente muy realista hasta el punto que hay que tener cuidado con los mareos que te provoca y permanecer pendiente de no mojarse por las tempestades simuladas hasta escuchar la tan deseada palabra tierra.
Ahora bien, si hay dos espectáculos que cobran una relevancia especial en Puy du Fou por la espectacularidad que les rodea, con decorados y coreografías muy trabajadas, esos son “El último cantar” y “A pluma y espada”. El primero de ellos, representado en el Castillo de Vivar, resulta muy solemne narrando la historia del famoso caballero Rodrigo Díaz de Vivar cuya leyenda permanecerá viva para siempre. Esta representación alberga varias sorpresas para los espectadores más allá de la potencia de la luz y el sonido, con una grada que rota 360 grados. La segunda cita que conserva acción se desarrolla en El Gran Corral de Comedias donde el escenario se llena de agua. Tiene como protagonista a un ilustre personaje del Siglo de Oro español como es Lope de Vega que nos deja escenas épicas.
Os aseguro que la frenética experiencia en Puy du Fou se queda guardada en el corazón porque a cada paso del recorrido te asombras más por la conseguida ambientación y, sobre todo, por la calidad de los espectáculos. Y es que este parque temático, que ha implantado rigurosas medidas de seguridad e higiene para este contexto pandémico, despliega un concepto único en cuanto a propuesta de entretenimiento.
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