Una experiencia única en todos los sentidos
Me he pasado media vida pidiendo como deseo de cumpleaños viajar a Disneyland Paris. Los sueños, antes o después, suelen hacerse realidad si confías en su poder así que pasar unos días envuelta en la fantasía de este parque francés, conocido anteriormente como Eurodisney, ha sido una experiencia mágica y, desde luego, se ha convertido automáticamente en uno de mis recuerdos más extraordinarios. Porque hay instantes que, según los estás viviendo, sabes que serán recordados eternamente. Así que me alegro en cierto modo haber esperado tanto tiempo para llegar a la ciudad de Marne-la-Vallée porque he podido sacar a la niña que llevo dentro y se me han iluminado los ojos cuando he visto a mis personajes favoritos de la infancia. Me siento muy afortunada.
Visitar Disneyland Paris no es un plan para todos los bolsillos, pero vaya por delante que merece muchísimo la pena pese al desembolso de dinero. Hay quien intenta ahorrarse unos euros a toda costa durante la planificación de la ruta, pero es mucho más recomendable esperar al momento económico oportuno y no escatimar en gastos que recorten la experiencia. Para esta ocasión yo he confiado en Viajes El Corte Inglés que me ha preparado un pack perfecto con Magic Pass para despreocuparme prácticamente de todos los preparativos y centrarme únicamente en disfrutar de cada detalle. Esta tarjeta sirve como entrada a Disneyland y Walt Disney Studios, como llave de la habitación y como canje para las comidas. Asimismo, incorpora Extra Magic Time que permite acceder a las atracciones una hora antes de la apertura oficial. Este extra es fundamental porque se necesitan al menos cuatro días enteros para recorrer cada rincón pues ya solo el parque principal está dividido en cinco zonas, Main Street USA, Frontierland, Adventureland, Fantasyland y Discoveryland, y el segundo mencionado en otras tantas como Front Lot y Toon Studio.
Aproximadamente dos horas es el tiempo que tarda el vuelo entre Madrid y París así que recomiendo viajar con el amanecer para sacar partido a todo el día en Disneyland Paris. Una vez que se aterriza en el aeropuerto de destino, en mi caso la terminal 1 de Orly, hay que tener en cuenta los traslados al reciento siendo aconsejable la contratación de un vehículo privado para este desplazamiento. A mí al menos me ha resultado una alternativa muy cómoda sabiendo que hay una distancia de alrededor de 50 kilómetros.
Para aprovechar al máximo la estancia en Disneyland Paris os sugiero que reservéis en uno de los alojamientos del complejo. Yo he apostado por el más austero, Hotel Santa Fe, que se encuentra a alrededor de veinte minutos a pie del recinto, y me ha parecido que cubre las necesidades primordiales. Principalmente ofrece camas muy cómodas que, al fin y al cabo, es lo que más se precisa cuando se pasa toda una jornada sumando kilómetros. Además, me ha gustado que se haga un homenaje a la película “Cars”, con una ambientación exquisita que transporta de inmediato hasta el sudoeste americano.
El desayuno en La Cantina también es delicioso, con bizcochos y gofres que evocan a Mickey Mouse. De todas formas, no solo se te hace la boca agua en el restaurante de autoservicio del hotel. Si cogéis la pensión completa tenéis la posibilidad de comer y cenar en espacios tematizados que ofrecen platos exclusivos. Para ello, es conveniente que os descarguéis la aplicación oficial de Disneyland Paris y que reservéis las mesas con antelación. Yo he probado en los buffet Plaza Gardens, que destaca por su estilo victoriano y se localiza fácilmente en Main Street U.SA., en Agrabah Café, un establecimiento muy colorido de Adventureland con comida oriental riquísima, y en Silver Spur Steakhouse que se ubica en Frontierland y que tiene una atmósfera western. Asimismo, hay otros puntos con comida rápida que también me han encantado como el futurista Café Hyperion en Discoveryland, el de Hakuna Matata en Adventureland que, evidentemente, se inspira en “El Rey León” y también, en la misma zona, el Colonel Hathi’s Pizza Outpost que trasporta instantáneamente a “El libro de la selva”.
Tras echar un vistazo por la zona comercial y de entretenimiento Disney Village donde hay una tienda de Lego con figuras gigantes de los principales personajes de la factoría hechas con las famosas piezas, os invito a que vuestro recorrido se inicie en Frontierland, un área temática que propone un viaje al mundo del salvaje oeste americano. Pese a que tengo bastante vértigo, he decidido probar todas y cada una de las atracciones y con esta mentalidad os animo a que subáis primeramente a Big Thunder Mountain. Se trata de una montaña rusa de trenes mineros que atraviesa varios túneles de pendiente pronunciada que ofrecen unas vistas inigualables del río. Seguidamente visitad la casa fantasma (Phantom Manor), aunque tened cuidado porque los fantasmas y espíritus os harán pegar más de un brinco. Para tomar aire, dad un paseo por Main Street USA que es realmente la entrada a este mundo mágico y que está formada por una calle principal que nos retrotrae a la América de principios del siglo XX.
En el primer día del viaje también da tiempo a explorar Adventureland, la tierra de las aventuras, donde podéis montaros en la atracción de Piratas del Caribe y buscar a Jack Sparrow entre tantos tesoros y piratas. Aunque si verdaderamente el cuerpo os pide adrenalina apostar por el veloz vagón de Indiana Jones y el Templo del Peligro. En esta misma zona, mucho más tranquila, es la Cabaña de los Robinsons. Cerca de esta casa en el árbol también encontraréis el pasaje encantado de Aladdín para revivir esta película con las principales escenas en miniatura.
El segundo día os propongo que recorráis Fantasyland que es, sin duda, mi área favorita del parque. Para acceder a ella se atraviesa el icónico castillo del clásico “La bella durmiente” que acoge la guarida del dragón donde, todo sea dicho, hay tres entradas diferentes. En esta zona la fantasía se multiplica, es donde los adultos volvemos a la niñez en cada una de sus atracciones. Las que más me han gustado son la del carro minero que cuenta la historia de “Blancanieves y los siete enanitos” y el galeón que sobrevuela Londres para viajar al país de Nunca Jamás en un claro homenaje a la película “Peter Pan”. Igualmente es muy divertido perderse en el laberinto inspirado en “Alicia en el país de las maravillas” y toparse con el gato Cheshire o partir en un viaje mágico entre tierras en miniatura que mencionan algunos clásicos de la literatura en el País de los cuentos de hadas.
Por otra parte, encontrareis Discoveryland que es la tierra de los descubrimientos y que especialmente va a encandilar a los fans de la saga Star Wars pues hay varias atracciones que le rinden un guiño como la montaña rusa Hyperspace Mountain, así como un simulador en el que se debe utilizar gafas 3D. En esta zona se ubica de igual modo Orbitron que permite pilotar tu propia nave por lo más alto, aunque lo cierto es que dar tantas vueltas acaba mareando. También Buzz Lighyear Laser Blast que te conduce al espacio para ayudar a este juguete a derrotar a Zurg mediante disparos de láser.
El tercer y cuarto día toca Walt Disney Studios donde se concentran muchas de las atracciones más populares lo que significa que hay que armarse de paciencia para aguantar las colas de acceso. En invierno, sobre todo, se hace un tanto pesado pues en Disneyland Paris hace muchísimo frío y, como no se acuda con prendas de abrigo y con calzado adecuado para soportar las bajas temperaturas, se puede arruinar la experiencia.
Una de las atracciones más demandadas es la torre del terror (The Twilight Zone Tower of Terror) en la cual se experimenta una caída libre de trece pisos desde un ascensor. Si bien las vistas que proporciona del parque son increíbles, he de reconocer que tras tantos sobresaltos seguidos te da la sensación de que el corazón va a salir rodando por la boca y tampoco reparas excesivamente en el horizonte.
Cabe subrayar que, recientemente, este parque alberga una nueva área dedicada a los superhéroes de Marvel, Avengers Campus, con una atracción solo apta para los amantes de las emociones fuertes. Me refiero a Avengers Assemble: Flight Force que es una montaña rusa cubierta de alta intensidad. Tiene una aceleración inicial y te pone boca abajo en varias ocasiones por lo que es fácil que se os revuelvan las tripas. Al menos para toda la familia se ha ideado Spider-Man W.E.B. Adventure que, indudablemente, está basada en el hombre araña y en la que hay que atrapar robots con forma de arácnidos para sumar puntos.
Si caminamos un rato, hallaremos otra de las áreas más entrañables de Walt Disney Studios que es Playland donde se reúne el tributo a “Toy Story” en forma de atracciones. Por un lado, Toy Soldiers Parachute Drop donde niños y mayores notan una caída libre de 27 metros de altura montados en una lanzadera que simula los paracaídas de los soldados de la película. Por otro lado, los más pequeños de la casa pueden pasárselo pipa junto a sus seres queridos adultos en Slinky Dog Zigzag spins que, ya adelanto, en cada vuelta va incrementando la velocidad. Y solo para los más valientes queda RC RACE que permite subirse al coche teledirigido de Andy que va acelerando y descendiendo a la par que juega al balanceo.
Ahora bien, reconozco que hay que armarse de mucho más valor en la montaña rusa giratoria de Crush Coaster que se inspira en la cinta “Buscando a Nemo”. Se trata de una atracción muy original así que os aconsejo que procuréis no realizar el recorrido de espaldas en las vagonetas. También os aliento a escoger los asientos delanteros en Ratatouille: The Adventure.
Pese a que no hay representación en las atracciones de todos y cada uno de los clásicos Disney, sí que sorprende la existencia de varias dedicadas a una misma película. Es el caso de “Cars”, por ejemplo, pues alberga Cars Quatre Roues Rallye y Cars Road Trip. ¿Os cuento un secreto? En esta segunda hay que tener la cámara a mano porque no solo aparecen los principales amigos de Rayo McQueen.
Como se puede leer entre líneas, Disneyland París se concibe como una fábrica de sueños desde el mismo instante que atraviesas los diferentes controles de seguridad. Si bien las atracciones aseguran el divertimento, también emociona mucho toparse con los personajes de la factoría, desde los más clásicos encabezados casi siempre por el ratón Mickey, hasta los más modernos. Tomarse una fotografía con Olaf, Rafiki, Woody o el Capitán Garfio es lo más solo por contemplar su actuación. Y, por supuesto, hay que estar pendiente de los horarios de los espectáculos. Uno de los que más me ha hecho reír en Walt Disney Studios ha sido el de “Stitch Live” que permite interactuar con una de las grandes estrellas de la animación. Además de comunicarnos con el alienígena también se puede cruzar la mirada con Mickey y Minnie, entre otros, en “Disney Junior Dream Factory”. Ahora bien, las mejores representaciones se concentran en el parque principal. Os prometo que cantaréis en bucle las canciones de “Dream…and Shine Brighter!” que se ha creado expresamente para el treinta aniversario y, por supuesto, que os embriagará el show nocturno lleno de luz y color de los fuegos artificiales que son lanzados a la par que se proyectan increíbles proyecciones sobre la fachada del castillo de la princesa Aurora.
Asimismo, es prácticamente imposible marcharse de este lugar con las manos vacías porque hay un montón de tiendas con regalos muy originales siendo muy populares las diademas de Minnie, las cajas de muñecos, los peluches, y los disfraces de las princesas. Esta experiencia única va incluso más allá puesto que los dos parques albergan decenas de secretos y curiosidades como, por ejemplo, que en la atracción inspirada en “Blancanieves y los siete enanitos” alguien aparece y desaparece sobre el arco y que en las tumbas del cementerio de Phantom Manor se escucha un sonido muy peculiar.
En resumen, Disneyland Paris es un plan con mayúsculas que lleva de lleno a la aventura más trepidante y que se convierte en una de las experiencias vividas más emocionantes.
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