Entrevista reportajeada: Elvira Lindo

Fotografía de Iván Giménez

“Siento mucha cercanía por ese niño de Carabanchel, de clase trabajadora, por esa familia”

Detrás de un gran personaje siempre hay una excelente escritora. Para comprender por qué Manolito Gafotas sigue aportando humor y ternura entre pequeños y mayores primero hay que presentar a Elvira Lindo. Nacida en Cádiz en 1962, ha desarrollado una prolífica carrera en la narrativa de género infantil y también adulta. Porque no todo en su trayectoria ha sido contar las vivencias de Manolito García Moreno, aunque lo cierto es que el grueso de su fama se la otorga este niño ficticio de Carabanchel Alto que vive con su madre Cata, toda una experta en dar collejas, su padre Manolo, que es camionero, su abuelo Nicolás, su hermano Nico al que apoda El Imbécil y la pequeña Chirli. Precisamente aquí radica el éxito de esta serie de obras, en la capacidad para reflejar aspectos universales de la infancia y la vida familiar.

A excepción del último libro publicado por Seix Barral, ha sido la editorial Alfaguara Infantil y Juvenil la que siempre ha permanecido detrás del popular personaje creado por Elvira Lindo quien, capítulo a capítulo, nos ha ido mostrando la auténtica vida en uno de los barrios obreros más conocidos de Madrid a través de la inocente mirada de Manolito Gafotas que, personalmente, me ha ido calando con el paso de los años gracias a su carisma, ingenio, sentido del humor y, sobre todo, gran corazón.

Seguramente muchos os preguntaréis qué fue lo que realmente inspiró a la autora a crear el personaje de Manolito Gafotas. Pues bien, he tenido la oportunidad de hablar con ella y reconoce que “fue la vida en mi barrio. Mis amigas, mis amigos. El carácter del personaje se parece a cómo yo me recuerdo cuando era niña. Lo hice para la radio y ahí iba saliendo poco a poco, por eso no recuerdo una inspiración concreta, sino algo que se fue creando con el tiempo”. Una identidad que, como apunta la escritora, también se fue forjando por la influencia de “Guillermo el Travieso, Huckelberry Finn…”.

Por todos es sabido que Manolito Gafotas es de Carabanchel (Alto). Pero ¿sabíais cómo surgió la idea de ambientar las historias en este municipio madrileño? “Se parecía mucho a mi barrio, pero no lo era. Tenía mucha más historia a pesar de que estuviera en la periferia, era un barrio conocido por gente de fuera de Madrid”, subraya Elvira Lindo quien siempre ha destacado por su estilo narrativo accesible y cercano.

Curiosamente mi amor por la lectura se lo debo tanto a J. K. Rowling, la autora de la serie de libros “Harry Potter”, como a Elvira Lindo pues todavía recuerdo el flechazo que sentí con “Manolito Gafotas” publicado en 1994. A este libro le siguió “Pobre Manolito” en 1995, “¡Cómo molo!” en 1996, “Los trapos sucios” en 1997 y “Manolito on the road” en 1998.Fue precisamente en estos años cuando la escritora se dio cuenta de que Manolito Gafotas se había convertido en un fenómeno cultural, en todo un personaje icónico de la literatura infantil y juvenil española. “El éxito en ventas fue sorprendente e inmediato, pero luego he ido sabiendo el impacto que ha tenido en los lectores, en los de aquella primera generación que siguió la serie según fue saliendo. Manolito sigue leyéndose mucho, pero ya se trata de un clásico. No suelo hablar del personaje, ya no hago promoción, se defiende solo. Pero sí, muchos lectores me cuentan lo que supuso para ellos. Me emociona y por otra parte me hace percibir el paso del tiempo, lo cual da un poco de vértigo”, rememora la autora.

Personalmente, uno de los libros que más me fascinó de este universo literario fue “Yo y el Imbécil” publicado en 1999. Con las ilustraciones de Emilio Urberuaga nos adentramos en una nueva historia de Manolito, en esta ocasión cuando se entera de que a su abuelo le van a operar de la próstata. Me parece una narración muy dulce en la que se muestra el cariño de los nietos hacia los yayos, donde se describe cómo el hermano pequeño del protagonista le regala a su mayor referente su querido tete cuando le ve por primera vez recién operado. Durante este tiempo en que el anciano permanece hospitalizado también se cuentan las aventuras del par de hermanos cuando están al cuidado de su vecina Luisa.

Tras la publicación de “Todo Manolito” en 2000, bajo mi punto de vista, otro de los libros magníficos de la colección es “Manolito tiene un secreto” lanzado en 2002. Esta historia de 150 páginas trata principalmente de la visita del alcalde Manzano. Un día, la profesora de Manolito comenta en clase que tres días antes de Navidad recibirán la visita de esta gran autoridad de la capital y que simularán un belén viviente en el que todos los alumnos tienen que participar y vestirse como pastores. Pero la visita del político se convierte en todo un espectáculo, sobre todo para el Orejones López, el mejor amigo de Manolito, quien es encargado de dar el discurso inicial, pero esa jornada se encuentra mal del estómago… Sin duda, una narración para devorar en la que, una vez más, nos encontramos con un montón de personajes secundarios encantadores entre los que se encuentran Yihad, Susana Bragas-Sucias, Mostaza o Paquito Medina. Y, lo que es más importante, hay que llegar hasta la última página porque parece que en la casa del protagonista se descubre un regalo inesperado durante las fiestas.

¿Y qué valoración hace Elvira Lindo de la evolución de Manolito a lo largo de la serie de libros, desde el primero publicado en 1994 hasta el último lanzado en 2012? Como enfatiza la autora, “en el último Manolito ha crecido un poco, es en el que se nota un pequeño salto. A mí es el que más me gusta, el más libre”. Y estoy totalmente de acuerdo con ella. En esta narración costumbrista Manolito ha crecido en todos los sentidos y, durante las 192 páginas, se enfatiza en su agudeza y autenticidad. El mundo ha cambiado, sí, (se habla del uso de los móviles, de Internet, del cambio al euro, de la crisis con los bancos y de las hipotecas interminables), pero aquel crío que ha crecido a la sombra de una colleja de su madre también ha madurado y brota de él una responsabilidad natural que os confieso que me ha emocionado. Porque, por primera vez, actúa en consecuencia de hermano mayor y es el cómplice de su abuelo con quien reconoce por fin el miedo a la pérdida. Algo que se aprecia especialmente en el capítulo “…Y sin dinero” que me parece uno de los más divertidos y entrañables. Ahí es donde más se percibe que Manolito es y siempre será un héroe de barrio.

La pregunta del millón es si Elvira Lindo tiene planes para futuros libros de Manolito Gafotas. Lo mejor es que la autora nos deja la puerta abierta a la ilusión y la esperanza. “No lo sé. De momento, haré el cuento de Navidad de la SER con el personaje, pero no me gusta pensar en el futuro, no planeo una carrera”, adelanta. Lo que está claro es que la gaditana profesa un amor inmenso a Manolito Gafotas: “Yo le tengo mucho cariño, sobre todo me han hecho tenerle cariño los lectores porque saben mucho más del personaje que yo, que tiendo a olvidarme de lo que escribo. Creo que siento mucha cercanía por ese niño de Carabanchel, de clase trabajadora, por esa familia”.

Ojalá que Elvira Lindo nos permita reencontrarnos pronto con Manolito Gafotas, el mismo que me hizo reír cuando yo también era una niña al reconocer en él a un personaje redondo. Tantos años después me sigue pareciendo el mejor del mundo mundial.

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