Crítica: monólogo “Spasticity”

Grandes dosis de humor y diversidad

La sala 2 de Teatros Luchana ha acogido la única función de Spasticity que Marc Buxaderas Escolà ha representado en Madrid. Aunque estoy convencida que regresará a la capital con este reivindicativo monólogo porque todos los asistentes nos hemos rendido a la lección de vida que ha brindado sobre las tablas. Nacido en 1999, lleva el humor por bandera para afrontar de la mejor forma posible su parálisis cerebral tetrapléjica espástica. Sus palabras no solo resultan terapéuticas para él mismo, sino que también sirven de concienciación hacia la diversidad para que la gente cambie su percepción sobre las personas con discapacidad y que por fin se normalice. Porque, como el propio actor catalán resalta en varias ocasiones durante la función, es discapacitado, pero no tonto.

Si bien Marc Buxaderas Escolà nos ha confesado durante el monólogo que tenía cierto temor a no llenar la sala 2 de Teatros Luchana, situada en la planta baja con acceso desde el hall y muy próxima a la cafetería de la entrada que tan buena vibra otorga a este espacio escénico, la realidad es que el intérprete ha tenido una acogida increíble. Los espectadores le hemos recibido con los brazos abiertos y me ha llamado mucho la atención la cantidad de público joven que se ha rendido a su gracia y a su historia de superación, dejando patente el cambio de actitud generacional tendente a una mayor inclusión y respeto hacia las personas con discapacidad.

Aunque el monólogo, que forma parte del proyecto Pon un discapacitado en tu vida iniciado en 2016, no se ha iniciado a la hora prevista (20:30 horas)-ni tampoco ha finalizado al tiempo esperado pues Marc ha extendido su discurso durante unos cuantos minutos de más-, sus palabras no han dejado indiferente a nadie. De hecho, durante toda la función he pensado que este monólogo se debería escuchar en escuelas y universidades para fomentar desde edad temprana una mayor comprensión y empatía hacia las personas con capacidades diferentes.

Aun cuando los medios de comunicación, el cine y las redes sociales, a través principalmente de campañas de concienciación, visibilizan a las personas con diversidad funcional, considero que lo que ha hecho Marc tiene muchísimo más valor porque es hablar sobre discapacidad desde su propia experiencia vital, ayudando a normalizarla y a eliminar los estigmas.

Desde una perspectiva muy humana, positiva y con grandes dosis de humor, el joven ha irrumpido sobre las tablas con ganas y emoción ante un público deseoso de escucharle y aplaudirle, incluso antes de atender a sus palabras. En el suelo, una significativa señalización de zona reservada para minusválidos y una mesa con dos botellas de agua, no hace falta más porque Marc concentra todo el peso del discurso. No obstante, el actor se apoya asiduamente en una pantalla situada en la parte posterior del escenario que resulta clave para aumentar la conciencia social entre el público. Y es que las imágenes poseen una fuerza especial para transmitir, explicar y mostrar determinados aspectos de su día a día y, en resumen, para abordar la cotidianidad de las personas con discapacidad.

Durante el monólogo, Marc toca temas como la accesibilidad o, mejor dicho, hace una crítica a la falta de ella en determinados espacios que carecen de rampas, ascensores o baños adaptados, los derechos de las personas con discapacidad y la importancia de la inclusión. Es tan generoso que hasta pasa el turno de palabra a los asistentes para que seamos nosotros los que comentemos si conocemos algún prejuicio o actitud negativa a la que haya tenido que enfrentarse una persona con discapacidad visual, auditiva o motriz. Y, desde luego, me ha asombrado la cantidad de manos levantadas.

De todas formas, en lugar de centrarse únicamente en las limitaciones, Marc pone un mayor énfasis en las capacidades y en las contribuciones que las personas con discapacidad hacen a la sociedad. Sobre todo, hacia el final del monólogo. Y, pese a que aún queda trabajo para erradicar por completo las barreras que existen en muchos ámbitos, siento que Spasticity (que, por cierto, hace referencia a la espasticidad que padece el intérprete) es un paso adelante hacia una mayor apertura, empatía y compromiso hacia la inclusión de las personas con discapacidad. Gracias Marc por despertar conciencias.

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