Crítica: espectáculo “Réquiem: Sinfonía final”

Réquiem al Circo de los Horrores

¡El circo ha muerto así que vamos a desenterrarlo! Con esta declaración de intenciones comienza Réquiem: Sinfonía final, el último espectáculo del popular Circo de los Horrores que podréis presenciar todas las tardes de jueves a domingo en IFEMA MADRID. Suso Silva, maestro de ceremonias y creador del show, se despide de los escenarios con la intención de dar paso a una nueva generación que ocupe su legado. Pero, por supuesto, no podía decir adiós sin antes realizar su gran actuación. El último homenaje a su trayectoria que durante todos estos años ha vivido sobre las tablas. Una composición narrativa que repasará la historia de su circo llena de guiños al pasado. Con varias novedades, célebres números y personajes de sus funciones anteriores como Apocalipsis, Bacanal, Manicomio o El Cabaret Maldito.

El Circo de los Horrores nació en el 2006 como una iniciativa del propio Suso Silva y su equipo para revivir la pasión por el circo, que en aquel entonces se encontraba de capa caída. Allí donde iban, las carpas se cerraban y los carteles que anunciaban la llegada de este espectáculo a la ciudad se desvencijaban de las paredes. La pavorosa ausencia de público provocaba lentamente su desaparición en cada municipio de España. En un alarde de cambiar aquella tendencia, el conocido como Suso Clown decidió adaptarse para atraer a una audiencia moderna y más joven. Ofreciendo un espectáculo soez, incómodo y más macarra. De hecho, debo advertir a los que nunca se hayan enfrentado a esta función circense tan peculiar, que no es tanto su estética de terror como sí su interacción con el público, usando un lenguaje adulto y sin pudor, el que marca el sello de identidad de este show no apto para menores de edad. Es más, se advierte en su página web que la edad mínima recomendada son los 16 años. Aunque para aquellos que no sepan lo que van a presenciar deberían ser conscientes de que El Circo de los Horrores no es para todos los gustos.

Suso Silva, galardonado con el premio Nacional de Circo en el año 2003, comenzó desde niño en el mundo del circo. Con una histórica tradición familiar circense tomó la decisión de formarse como payaso y mimo. Una tarde cualquiera, decidió adentrarse en un cine para aprender qué era lo que llamaba la atención a la juventud de la época. Así descubrió que aquello que más interés generaba en ellos eran las películas de terror grotescas. Con esto, decidió sumar dos y dos para crear por primera vez El Circo de los Horrores, que ha estado de gira con diferentes espectáculos durante casi dos décadas con enorme éxito de público y crítica. Pero, como todo en esta vida, y tras todos estos años de renovación constante y esfuerzo ha llegado el momento de decir adiós con Réquiem: Sinfonía final.

Su obra final pretende ser una recopilación y un repaso a su historia, donde irán desfilando diferentes números de sus antiguos espectáculos para brillar sobre el escenario una vez más. Aparecerá Lucifer para incomodar a todos mediante sus lascivas y pecaminosas ofertas con el público, volverá Nosferatu que nos presentará a sus equilibristas zombis y, por supuesto, retornará el indomable Suso Clown para realizar un divertido número con interacción de los asistentes plagado de chascarrillos improvisados. Todo ello intercalado por variados espectáculos circenses de equilibristas y payasos, siempre con una vuelta de tuerca tenebrosamente grotesca con estética terrorífica que es la marca de El Circo de los Horrores.

Como consejo para todos aquellos que quieran explotar al máximo su disfrute de este espectáculo recomiendo que acudan unos minutos antes de la hora de inicio de la función. No sólo porque de esa forma podrán recorrer el bar con un cuidado atrezo adaptado para hacerse fotos con elementos de sus espectáculos anteriores, sino porque también podrán disfrutar de un pre-show que diferentes artistas caracterizados como personajes de terror realizan ante el público mientras los presentes toman asiento. Merece la pena mencionar el gran trabajo que realizan estos actores, así como el equipo de iluminación, sonido y atrezo dentro y fuera del escenario para sumergirnos en una sobrecogedora atmosfera de terror.

Réquiem: Sinfonía final es un espectáculo que no dejará indiferente a nadie. Repleto de grandes artistas que muestran sus dotes equilibristas y de coordinación con un increíble talento y oscuro humor. Especial mención debo hacer a unos malabaristas de cariocas que fusionan su espectáculo con una hipnotizante composición de flamenco y fuego. O los dos equilibristas en una rueda giratoria de infarto, o la terrorífica mujer que se mueve como un muñeco diabólico. Un freak-show repleto de sorpresas y momentos tan sorprendentes, como en algunas ocasiones incómodos, pero que el público que conoce bien el espectáculo disfruta de buena gana gracias a una complicidad que solo un verdadero showman con una personalidad tan marcada ha logrado crear con su audiencia a lo largo de los años.

Aun tratándose de una despedida es evidente que el legado de Suso Silva y su trabajo con El Circo de los Horrores han marcado la historia circense de nuestro país, transformando el inocente circo en un espectáculo donde lo grotesco también podía tener cabida. Por lo que este réquiem, más que el trágico canto del cisne, se trata del cántico de un elegante fénix, un réquiem a la trayectoria de un circo que ha tenido que arder para resucitar de sus cenizas.

El circo ha vuelto, y está más vivo que nunca. Aunque, en este caso, puede que no sea para los paladares más sensibles.

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