Una película que une generaciones
En una era donde las secuelas abundan, Ponte en mi lugar de nuevo revive una fórmula probada que la directora Nisha Ganatra reinventa con inteligencia emocional. Y es que esta nueva entrega del clásico intercambio de cuerpos entre madre e hija estrenada el pasado 8 de agosto no se limita a repetir la historia protagonizada por Lindsay Lohan y Jamie Lee Curtis que tanto nos divirtió en 2003, sino que ahonda en la comprensión entre generaciones. Además, esta comedia está aderezada con guiños sutiles y reencuentros épicos pues si bien el personaje interpretado por Manny Jacinto se corona como el hombre perfecto para la protagonista, la aparición estelar de Chad Michael Murray desempolvando a Jake os hará los ojos chiribitas. Todos ellos nos regalan una película tan entretenida como entrañable.
El precio de una entrada de cine está por las nubes y si bien de primeras dudaba si merecía la pena vivir en pantalla grande Ponte en mi lugar de nuevo lo cierto es que las dubitaciones se resuelven cuando ves la química entre las actrices protagonistas y el giro generacional que se convierte en uno de los aciertos más brillantes del guion pues permite que los personajes originales evolucionen. Para que os hagáis una idea: aquí Jamie Lee Curtis es una abuela comprensiva y moderna que, por cierto, sigue centrando toda la gracia de la trama.
Desde los primeros minutos del metraje Ponte en mi lugar de nuevo establece su tono, erigiéndose como una mezcla de comedia familiar y drama generacional que no teme explorar las complejidades de la maternidad, la adolescencia y el duelo. Aunque esta película de lo que habla principalmente es de la empatía. En otras palabras, el mensaje central es ponerse en el lugar de otra persona lo que incluye no solo la relación madre e hija, sino también la comprensión entre culturas, géneros y generaciones.
Si bien la película retoma la historia tiempo después del primer intercambio, recomiendo que volváis a ver Ponte en mi lugar que, todo sea dicho, se ha colado como uno de los contenidos más vistos de Disney+. Aunque parezca que nos han pasado los años porque Lindsay Lohan se mantiene estupenda a sus 39 años pese a sus vaivenes personales, lo cierto es que el personaje que encarna ha dado un giro de 180 grados. Ha abandonado su carrera musical, es madre y se enfrenta a los retos de criar a su propia hija rebelde, Harper, interpretada por Julia Butters, y rehacer su vida con un apuesto hombre que tiene a Lily, de edad similar, encarnada por Sophia Hammons. De algún modo, Anna se convierte en espejo de su propia madre, Tess, y al producirse otra vez cambios de cuerpos se descubren verdades que solo la experiencia puede enseñar.
En este sentido, y pese a que esta secuela carezca del elemento sorpresa que marcó la frescura de la primera película, me ha parecido un acierto que se apueste otra vez por el intercambio de cuerpos (esta vez Anna con Harper y Lily con Tess) y que el caos se desate a raíz de este suceso porque es el ejemplo más claro de cómo la película sabe cómo jugar con la nostalgia. De hecho, durante toda la cinta encontraréis múltiples referencias a la película de 2003 ¡hasta en la música!, aunque también se adapta a los tiempos actuales sin forzar el discurso.
En resumen, Ponte en mi lugar de nuevo es una película divertida, conmovedora y sorprendentemente profunda que respeta su legado y lo actualiza con tino. Os recomiendo que estéis muy atentos durante los créditos pues se incluyen tomas falsas que harán el desenlace todavía más simpático.
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