Reportaje: Helmut Newton

La mujer como centro del objetivo

La curiosidad por el erotismo es natural en los seres humanos. Por eso, prácticamente desde el nacimiento del daguerrotipo, hay un tema que ha cautivado a numerosos artistas: la representación de la mujer desnuda, tal y como vino al mundo. Este tipo de disciplina ha marcado la trayectoria de numerosos profesionales, uno de ellos fue Helmut Newton. Desde los inicios de su carrera centró el objetivo de su cámara en el cuerpo femenino en marcada clave erótica. Su obra además está impregnada de retratos y fotografías de moda, sin duda se refugiaba en las mujeres. Su imaginación se desbordaba siempre que tenía delante a una fémina cuyo concepto supo renovar, además de transformarlo en toda una experiencia estética. La fotografía no surgió repentinamente sino que su aparición fue fruto de numerosos experimentos acumulados a lo largo de los siglos. William Herschel figura como creador de la palabra «photography» (fotografía) así como del término instantánea. Todas las historias de la fotografía coinciden en que los trabajos de Niepce fueron los pioneros. Daguerre también fue considerado una figura muy importante en este campo ya que a él se debe la divulgación del hecho fotográfico y la gran campaña de lanzamiento del daguerrotipo, el cual introdujo la fotografía en la sociedad decimonónica, con una calidad de imagen impensable hasta la fecha.

El retrato se convirtió en la manifestación más emblemática del desarrollo imparable de la fotografía. Así, alcanzó una fama que todavía perdura en la actualidad, lo mismo que sucedió con las fotografías de desnudos, las cuales, fueron aumentando en cantidad y calidad poco a poco. El desnudo fue un filón que la fotografía explotó desde el principio y, de hecho, se conservan daguerrotipos muy tempranos de mujeres en poses que casi siempre proceden de la pintura o el grabado. En este sentido las obras más influyentes, y que todos tenemos en el imaginario colectivo, son “La maja desnuda” del pintor Francisco de Goya, “Venus de Urbino” de Tiziano y “El jardín de las delicias” de El Bosco. Sin embargo, a todas ellas les faltaba el detalle y la veracidad que aporta la fotografía. El artista parisino Félix-Jacques Moulin fue uno de los primeros en especializarse en esta fotografía de desnudos, lo que le llevó a permanecer un mes en prisión por sus producciones supuestamente obscenas. Por esto, muchos autores tuvieron que esconderse en el anonimato para no exponerse a multas ni penas de cárcel. Desde entonces, han sido muchos los que han cautivado este arte, pero si alguien merece ser destacado en este punto, ese es Helmut Newton, uno de los fotógrafos del pasado siglo más influyentes de este género.

Helmut Neustaedter, más conocido como Helmut Newton, nació a los siete meses, el domingo 31 de octubre de 1920, en el barrio berlinés de Schönenberg. El propio Helmut no tuvo reparo en describir en su autobiografía la temprana edad a la que empezó a apreciar la belleza del cuerpo femenino: “La niñera, mi ‘kinderfrafräulein’, se prepara para salir y está medio desnuda. Lleva una combinación y está sentada delante del espejo. Hay una luz sobre el espejo de mi habitación. Se está maquillando y está muy guapa. Sé que esta fue la primera vez que vi, o que recuerde haber visto, a una mujer semidesnuda delante de un espejo”.

Con doce años Helmut Newton, de origen judío, se hizo con su primera cámara fotográfica cuando compró con sus ahorros una Agfa Tengor Box. Con más ilusión que conocimiento, gastó un carrete casi entero en el metro de Berlín y se guardó la última fotografía para la torre Funkturm que fue lo primero que vio al volver a la superficie. El padre de Helmut quiso distraerle de esta afición e intentó apuntarle a varios deportes, pero lo único que funcionó fue la natación. No obstante, el principal entretenimiento que encontraba el pequeño en la piscina era contemplar los estilizados cuerpos de las nadadoras.

Los primeros años en la profesión Helmut Newton los pasó con la artista Yva, de quien aprendió las técnicas de revelado así como a ser minucioso y detallista en la composición de las imágenes. En 1938 Helmut se vio obligado a abandonar Alemania porque se había iniciado la persecución contra los judíos. Desembarcó en Singapur la Nochebuena de 1938, contratado como fotógrafo del Singapore Straits Times donde estuvo poco tiempo, colaborando en la sección de sociedad. Y es que allí no les gustaba su estilo: cuando le enviaban a cubrir cenas y eventos de sociedad tardaba demasiado en encontrar la escena perfecta y montar su cámara. De hecho, a menudo la fiesta terminaba antes de que hubiera disparado una sola fotografía En 1940 se trasladó a Australia para servir durante cinco años en el ejército de ese país hasta que finalizó la Segunda Guerra Mundial. Seis años después, en 1946, se convirtió en un ciudadano australiano y montó su propio estudio de fotografía en Melbourne.

En Australia precisamene conoció a la que sería su esposa, June, quien era natural de Melbourne. En 1970 June se reinventó como fotógrafa de éxito bajo el pseudónimo de Alice Springs. Su trabajo incluye numerosos editoriales en revistas de renombre. Durante su trayectoria además supervisó la producción de todos los libros y catálogos de exposiciones de su marido de quien se sentía muy influenciada y con el que cooperaba constantemente.

En 1971 Helmut Newton sufrió un infarto que transformó el sentido de su producción, siendo a partir de esta fecha cuando su obra adquirió el estilo peculiar que la identifica. Ya en el hospital le pidió a su esposa una cámara compacta ligera y pasó su convalecencia realizando instantáneas de médicos, pacientes y de su propio proceso curativo en el Hospital Lennox Hill de Nueva York (Estados Unidos). Las fotografías que realiza a partir de esa fecha nos muestran un mundo inquietante, caracterizado por la dureza sugestiva de sus imágenes y habitado, casi exclusivamente, por la mujer. La representación que de ella nos ofrece a partir de entonces dista mucho de lo amable o confortable. La que nos presenta es una mujer distante, dotada de una fuerza arrolladora.

El estallido de la revolución sexual en la década de los sesenta y el cambio de paradigma con respecto a la forma de relacionarse con el sexo fueron los detonantes del gran éxito de Helmut Newton como fotógrafo. En el momento en que adquirió su particular estilo también revolucionó la fotografía de moda, dotando cada vez más a las imágenes de elementos eróticos y sensuales. Con sus fotografías, Helmut buscaba evocar sueños en los que la ropa empuja a diversas fantasías sexuales. La perversión hechiza sus imágenes donde los trajes de alta costura, los zapatos y los complementos se interponen a modo de símbolos fetichistas en los que el público se fija y convierte, a su vez, en objetos de su propio deseo y consumismo. Helmut retrata así la sofisticación erótica, el lujo y el glamour, haciendo uso de esta ropa de marca mencionada y, sobre todo, de tacones de aguja que siempre realzan el cuerpo femenino y que dejan en evidencia la estrecha relación entre el sexo y el poder. Estos tacones se convierten en el principal objeto fetiche de su obra, pero no será el único ya que también, con el objetivo de desafiar lo convencional, hará uso de medias de rejilla, maniquís, cigarros… Helmut fue capaz de modificar así toda una estética en torno a la mujer hasta entonces anclada en la representación de sus mas típicos roles de posguerra.

Si tuviéramos que analizar sus obras, “Autorretrato con esposa y modelos” (1981) es uno de sus trabajos más ingeniosos. Se trata de una composición muy cuidada a la par que meditada. Realmente, todas sus fotografías eran el resultado de un ensayo pausado y de una preparación muy meticulosa. De hecho, hasta las imágenes aparentemente más espontáneas escondían detrás un duro trabajo en el que hasta la posición del cuerpo de la modelo era planificada. La imagen superior en concreto es un auténtico autorretrato de una modelo y de su propia mujer, la cual había quedado con su marido para comer y terminó formando parte del encuadre de la fotografía con un gesto muy contenido. La modelo reflejada en el espejo, por su parte, muestra el iconograma mismo de la completa desnudez frontal.

Helmut Newton perdió la vida en el año 2004 cuando, al salir del Hotel Chateâu Marmont de Los Ángeles (Estados Unidos) en su Cadillac, sufrió un ataque cardíaco que le hizo perder el control del volante y estamparse contra un muro del Sunset Boulevard. No hay que olvidar nunca que consiguió reinventar a la mujer del siglo XX. Y, mucho más allá de eso, fue el fotógrafo que mejor supo cristalizar las fantasías eróticas del pasado centenario. Abrió un camino, hasta entonces prácticamente velado, normalizando lo que para muchos era considerado pura pornografía. El impacto que en toda la sociedad produjo no fue más que un reflejo de ella misma que buscaba mostrar sin tapujos aquella realidad tan condicionada.

Paradójicamente ahora vivimos en un mundo de grandes desnudos, posados y también de robados. El de la moda también continúa en alza, cada vez más activo y haciendo uso de las mejores modelos, las cuales, en la obra de Helmut Newton mostraban las grietas de ese mundo que parece tan brillante, así como sus contradicciones y principales conflictos. Todo esto hace que las fotografías de Helmut estén más presentes que nunca en diferentes medios como la publicidad. Estamos en una era en constante cambio y difícil de comprender, pero ahora ya no somos tan políticamente correctos como antes y esto nos permite apreciar mejor y durante más tiempo los originales trabajos de este gran artista que ha articulado este reportaje.

Fuentes:
-Publio López Mondéjar: “150 años de fotografía en España”
-Helmut Newton: “Autobiografía”

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