“A mí me gusta transmitir mi pasión, mi sentir”
Clara Gallardo es una flautista malagueña con la que hemos tenido la oportunidad de conversar sobre su persona y carrera. Y es que próximamente formará parte de Ellas Crean en el Instituto de la Mujer, un festival que se estará celebrando durante todo el mes de marzo. A su vez, el jueves 27 del mismo mes tocará en el Café Berlín, acercándonos a su hermoso proyecto de música original, Wamla, que integra diversos lenguajes y raíces musicales. Todo un viaje hacia paisajes y mundos sonoros con influencias que van desde el folclore de Brasil y Argentina a las músicas del Mediterráneo, la música clásica o el jazz. Una propuesta que, por cierto, le ha llevado en estos años tanto por la geografía española como por Holanda, Francia, Letonia, Jordania o Portugal.
P: ¿Cómo y cuándo fue tu primer contacto con la flauta?
R: Mi primer contacto fue con la mítica flauta dulce que todos los niños hemos tenido en el colegio. Se ve que desde que ese instrumento llegó a mis manos, no paraba de tocar y de sacarme canciones, así que en un momento a mis padres se les ocurrió preguntarme si quería apuntarme al conservatorio. Recuerdo que no podía creer que existiera una escuela solo con asignaturas de música, y fue así que me apunté al año siguiente. También recuerdo el impacto de ver entonces por primera vez una flauta travesera, allí en su estuche, desmontada en tres piezas, tan brillante y plateada e imposible de sostener ni de hacer sonar. Hasta aquel momento no tenía ni idea de cómo era una flauta. Pensé en probar, ya que estaba, y luego cambiarme a piano o violín, pero… parece que el sonido del viento me cautivó hasta hoy.
P: Te graduaste con honores en el Conservatorio Superior de Música de Málaga y posteriormente también en Codarts, Rotterdam, donde fuiste a estudiar World Music unos años después. ¿Cuáles son los mayores desafíos a los que te enfrentas ahora como flautista profesional?
R: Uno de mis mayores desafíos es encontrar mi lugar en el mundo de la música, con un perfil artístico que no encaja en etiquetas cerradas. Darme a conocer y hacerme visible también es parte de ese reto, ya que la autopromoción no siempre me resulta fácil, pero últimamente estoy encontrando mucha ayuda. El camino que he elegido no pasa tanto por formar parte de una orquesta o tener un puesto fijo en una institución, sino por desarrollar mis propios proyectos, y también, al mismo tiempo, colaborar con otros artistas y proyectos musicales/multidisciplinares, algo que me gustaría potenciar aún más. Todo esto implica moverse en un circuito menos comercial, con recursos limitados y mucha autogestión. También es un reto confiar en mi visión artística y encontrar el equilibrio entre crear, estudiar, producir conciertos y sostenerme económicamente en el proceso.
P: La música tiene una gran capacidad de emoción, ¿qué es lo que más te gusta transmitir cuando interpretas una pieza en público?
R: A mí me gusta transmitir mi pasión, mi sentir. Obviamente depende de lo que esté tocando, busco una u otras sensaciones. El sonido me transporta y me guía. Es la búsqueda del sonido, de conectar con él y dejarme llevar a través de su vibración, sus matices, sus dinámicas, sus timbres… El viento y sus inflexiones. Abstraerme y conseguir que el público entre en ese mundo donde solo el sonido te guía, es lo que me mueve. A veces es a través de lo sutil e íntimo, a veces del virtuosismo, a veces conectando con la intensidad de lo que siente uno dentro del alma.
P: Durante este mes de febrero formarás parte del festival Ellas Crean en el Instituto de la Mujer. ¿Qué papel tienes en este proyecto?
R: El próximo 24 de febrero hay una rueda de prensa con la que se realizará, dentro del marco de la celebración del 8M, la presentación del festival Ellas Crean, en el Instituto de las Mujeres de Madrid, donde participaré con una intervención musical junto a mi compañero Mauricio Caruso a la guitarra. Haremos 3 temas, uno propio (de estreno) y dos de homenaje a grandes compositoras Iberoamericanas.

P: El 27 de marzo actuarás en el Café Berlín, ¿qué podrías adelantarnos de esta actuación?
R: El concierto del Café Berlín está dentro de la programación del festival de Ellas Crean y es para mí una fecha importante porque además de ser la primera vez que actúo en este festival, es también la primera vez que toco en este sitio mítico con mi proyecto. Por otro lado, también es la primera vez que lo presento como un proyecto propio, Wamla, con mi nombre y mi cara en la foto y me hace ilusión. Habrá colaboraciones nuevas y presentaré algunos temas inéditos, con sonoridades de lo que estoy trabajando para la nueva música de Wamla.
P: ¿Cómo surgió tu propuesta Wamla y qué es lo que te gustaría lograr con ella?
R: Le di forma a la propuesta de Wamla en 2018, cuando presenté una convocatoria con la que me seleccionaron para actuar en el Festival Detòurs de Babel de Grenoble en la edición de ese año. Me animé a raíz de haber presentado poco antes, y por primera vez, un concierto estando al frente del show, al finalizar los estudios en Holanda. Después de esa experiencia supe que quería tener mi propio proyecto, inventar música, decidir mis repertorios. En su origen se llamó Wamla Mashü, una palabra que me gustaba porque significa niña salvaje en alguna lengua nativa de América. No sé si Wamla seguirá siendo el nombre de mi proyecto en el futuro, pero lo importante para mí es seguir creciendo con mi música, que viaje, que se transforme y que tome presencia. De alguna forma busco poder mostrar y posicionar mi instrumento con mi propio sonido, hacer música desde mi propia visión; que lo que tengo para ofrecer encuentre su lugar, un lugar digno para expresarse, para ser escuchado y disfrutado.
P: Siendo de Málaga, ¿cómo influye la cultura andaluza y su música en tu estilo personal como flautista?
R: De forma más o menos consciente, siempre he intentado no caer en lo que me resulta cómodo o natural por herencia cultural. Hay giros melódicos, armónicos y progresiones típicas que forman parte del sonido de mi infancia y juventud, pero he procurado que mi música no suene por ejemplo a flamenco porque, para empezar, no toco flamenco, y me da demasiado respeto. Al mismo tiempo, es muy fácil que ciertos modos, escalas o matices te lleven ahí sin darte cuenta. Desde pequeña me atrajo el folclore de América Latina—las músicas andinas, zambas, chacareras, la música popular brasileña…- Recuerdo que la primera vez que vi un concierto con quenas, sikus y zampoñas (puede que ni siquiera hubiera empezado aún con la flauta travesera) me quedé fascinada y le pedí a mi madre que por favor me consiguiera una. Escuchaba en bucle la cinta de aquella agrupación a la que, por supuesto, le compramos el disco. Pero, con los años, viajando a esos lugares que tanto me inspiraron y explorando la música desde una mirada más abierta, me estoy reconciliando con esto. Ahora me permito jugar más con las raíces de mi entorno y de mi cultura, con el mismo respeto y curiosidad con que me acerco a otras tradiciones.
P: ¿Cómo describirías la escena musical en Málaga?
R: Bueno, hace mucho que no vivo en Málaga y cuando me fui en 2013 me movía en un entorno musical y artístico bastante diferente al de ahora. Pero igualmente voy muy a menudo porque mi familia está allí. Yo siento que a Málaga le falta aún un buen impulso en la consolidación de un circuito de espacios con programación más abierta y alternativa (jazz, folclore, música de autor…) y echo en falta salas y locales donde se puedan hacer conciertos de forma regular. Creo que es necesario. En una Málaga que está creciendo a toda velocidad a nivel cultural y donde hay una calidad de músicos excepcional, se necesita más vida musical. Hay centros de enseñanza como el CAMM o la escuela de jazz de Alhaurín que son referencia en todo el país, pero se necesita más salida a tanto arte. Hay también teatros, ciclos y festivales espectaculares en Málaga, como el festival de jazz que es una pasada. Lo que se genera en esos días donde de repente se habilitan cientos de bares y espacios para hacer jams y conciertos en vivo es maravilloso; realmente cautiva y llena de vida. Eso debería estar ocurriendo todo el año.
P: ¿Hay algún evento especial donde te guste tocar?
R: No sé si tengo algún evento concreto donde me guste especialmente tocar. En general lo que más disfruto es actuando en lugares donde hay escucha, donde se genera una atmósfera cálida, respetuosa y receptiva para permitirse entrar en el mundo del sonido. Me gusta tocar en sala; la magia del teatro y las luces me encantan. Pero también los sitios pequeños y acogedores con ambiente íntimo. Y al aire libre en lugares con encanto. Conciertos que he hecho en patios o en mitad del monte entre rocas, con escenarios cuidados y público entregado a la escucha, la naturaleza acompañando la música, son de las mejores experiencias que guardo.
P: ¿Qué consejo le darías a los jóvenes músicos que están comenzando su camino con la flauta?
R: Si tuviera que hablarme a mí misma cuando estaba comenzando, me diría que tenga paciencia con el instrumento, que ponga como parte de mis objetivos y metas buscar mi propio sonido, no sólo dominar el timbre que establece el estudio clásico, sino ampliar la visión y buscar la versatilidad para realmente dominar el sonido del viento y sacar todos los colores posibles de ese tubo que acaba siendo una extensión de tu propia voz. Experimentar sin tanto pudor ni timidez todo lo que se pueda, buscar cómo quieres sonar. Investigar y asomarse a diferentes estilos, lenguajes y folclores para saber qué te gusta, qué te conecta. Los instrumentos de viento son de los más antiguos de la historia del hombre, están presentes prácticamente en todas las culturas, así que hay hueco para ellos en casi cualquier música que nos guste aprender o conocer.
P: ¿Qué proyectos musicales o colaboraciones tienes en mente para este 2025?
R: Además de darle impulso a mi proyecto de Wamla, que este año arranca con una nueva visión y con mi nombre al frente, quiero componer y grabar música nueva e incorporar nuevas sonoridades y timbres a la propuesta. En septiembre voy a Argentina con una ayuda que gané de una convocatoria del programa Ibermúsicas. La idea allí es presentar mi proyecto, que viajará en un formato hasta ahora inédito en Wamla (flauta y guitarra) y aprovechar para hacer colaboraciones con músicos locales que admiro desde hace muchos años y que voy a tener la oportunidad de contactar. En mayo-junio participaré en el disco de un dúo de vientistas argentinos (Diego Cortez y Rochi Gurjkan) que vienen a hacer una residencia a Portugal y me acompañarán luego por la gira de allá. Con el guitarrista Mauricio Caruso tenemos aparte un dúo reciente de músicas Iberoamericanas que me encanta y mi idea es seguir creciendo con esto también. Nos estimula la idea de acercar la obra de compositores que han trascendido la historia por sus aportaciones tanto a la música clásica como popular. También la de mujeres revolucionarias cuyo legado ha sido clave en la música y en la lucha por nuestros derechos. Poder reinterpretar estas piezas desde una visión personal es un reto y un disfrute muy grande. Además, cada vez estamos introduciendo más composiciones nuestras, y supongo que también por eso se ha dado lo de viajar con él a Latinoamérica. Estamos organizando para tocar en Brasil y presentar allí EP conjunto. Así que estos son mis proyectos y metas principales de este año. Lo demás, lo que vaya saliendo. Siempre tengo algunas colaboraciones o cosas puntuales aparte que van saliendo, y yo feliz de que se amplíe siempre el círculo y la comunidad y seguir aprendiendo y creciendo.
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