Un cataclismo al estilo Looney
Silencio en la sala. Inauguramos marzo celebrando un cumpleaños muy especial. Han pasado nada menos que 90 años desde la creación de Porky Pig, el amigable personaje de los Looney Tunes, y qué mejor forma de celebrarlo que estrenando el próximo 7 de marzo la película El día que la tierra explota protagonizada por nuestro cumpleañero favorito y su peculiar y lunático amigo, el pato Lucas. Somos unos de los privilegiados que hemos podido asistir a la premiere de la primera cinta íntegramente de animación de los Looney Tunes, celebrada en Kinépolis Madrid el pasado día 1, donde encontramos photocall, talleres de pintacaras, póster del largometraje como regalo y la visita especial de los protagonistas de la historia. Todo ello con Luis Larrodera como maestro de ceremonias. Por supuesto, como en cualquier aniversario que se precie, no ha podido faltar la tradicional canción de “cumpleaños feliz”.
Si sois fan de estos dibujos animados, ya sabéis que hay otras películas de los Looney Tunes, pero ésta es la primera que no mezcla acción real y es íntegramente de animación. No incluye tampoco imágenes de otros capítulos y su historia es 100% nueva y original. Una forma estupenda de acercar a las nuevas generaciones a estos clásicos de animación y mantener a los niños actualizados.
La película nace como un spin-off de los cortos animados Loney Tunes Cartoons, un proyecto creado por el mismo director del film, Peter Browngardt, con la intención de recuperar a los personajes que hicieron a Warner lo que es hoy. Y es que, como apuntaba el propio director en el festival de animación de Annecy en 2018, los niños de ahora están demasiado desconectados de estos personajes y del propio estilo animado de Warner. De esas locuras, aventuras y su humor slapstick que lleva a los cuerpos de sus personajes al límite.
La película mantiene ese humor gamberro y a la vez visual donde los personajes de los Looney Tunes pueden explotar, quedarse sin ojos o desprenderse de sus miembros si la broma es más graciosa que el hecho de mantener la coherencia dramática de la película. Y es que los largometrajes clásicos de los Looney Tunes siempre fueron así. Daba igual lo que les pasara a los personajes. Volverían sanos y salvos al final de la escena. Esas bromas sustentadas en los dibujos se reflejan también en la propia animación. Un ejemplo claro ocurre con el personaje de El Granjero Jim que durante toda la película se mueve con animación limitada, a veces incluso de forma tosca y cutre, para que en un momento determinado los animadores dediquen todos sus esfuerzos creando cientos de dibujos para un simple movimiento de cabeza. Todo sea por el chiste visual y por romper sus propias reglas.
Looney Tunes, el día que la tierra explotó pretende ser una parodia, o más bien un homenaje, a esas películas de terror de serie B como La invasión de los ultracuerpos o las del director Ed Wood que tanto admiraba Tim Burton y que luego replicó con su gran película Mars Attack. Producciones de bajo presupuesto que no brillaban tanto por su argumento sino por su atmósfera y que, para sorpresa de muchos, se convirtieron en películas de culto para los amantes del terror, así como fuente de inspiración de grandes directores.
A nivel técnico, Looney Tunes, el día que la tierra explotó es una maravilla audiovisual, al más puro estilo animado de los Looney Tunes, como las que se hicieron bajo la mano de Chuck Jones. Una personalidad que se había perdido en el tiempo y que no se veía en cines desde hacía años, pues el propio Chuck Jones que tanto promovía ese carácter cartoon tan loco y desenfrenado renegó en su día de la propia Space Jam diciendo que nada tenía que ver con su estilo.
Las bromas son lo mejor de la película, bromas para todos los públicos y chistes que los adultos podrán incluso disfrutar más que los niños. No obstante, a pesar de que el humor brilla constantemente, debo confesar que el ritmo de la película se siente un poco lento en algunas ocasiones. Y para el tercer acto, el doble twist se siente innecesario y un tanto repetitivo, seguramente para llegar a esos minutos mínimos que cualquier largometraje exige. En mi opinión, con un cuarto de hora menos comprimiendo algunas escenas, o ampliando el argumento, habrían hecho que la película se disfrutara y dejara con ganas de más. Echo también en falta algún cameo de otros personajes que no fueran Lucas ni Porky. A pesar de que siguen la estela de aquellos cortos de dúo cómico con Porky y Lucas, el racional y el loco, da una sensación de oportunidad perdida al no utilizar a todo el grupo Looney Tunes de la recámara.
Sea como fuere, en esta ocasión Porky y Lucas, acompañados de Petunia, deben enfrentarse a un malvado plan alienígena de control mental para salvar la Tierra. ¡El futuro de la tierra depende de Lucas y Porky! ¡Sálvese quien pueda! ¿Conseguirán nuestros protagonistas proteger a la Tierra? ¿Podrá Lucas hacer algo bien por una vez? Son demasiadas preguntas, pero si queréis dar respuesta a todas ellas, no dudéis en ir al cine a partir del 7 de marzo a ver la nueva aventura de nuestros dos personajes porque, una vez más. “esto no es todo amigos”.
Apasionada de la cultura, especialmente del cine, que encuentra en cada fotograma una historia que contar, una emoción que experimentar y un universo de posibilidades para explorar.