Donde la Navidad cobra vida
Si hay un lugar de la Península Ibérica que se ha convertido en un referente en iluminación y decoración navideña ese es Vigo. En 2018 su alcalde Abel Caballero lanzó un órdago que ha transformado la identidad de esta ciudad gallega para siempre, convirtiéndose en un reclamo turístico nacional e internacional. La cobertura realizada por medios de comunicación e influencers durante este último lustro y el hecho de que ya en pleno verano se prepare este encendido multitudinario me ha provocado tal curiosidad que esta vez he querido ver y vivir en primera persona cómo el casco urbano se engalana con luces y adornos para celebrar la Navidad. Os comparto mi guía para que podáis recorrer las calles más emblemáticas, desde Porta do Sol hasta la Gran Vía, y descubráis rincones mágicos.
Desde el pasado 15 de noviembre, Vigo se ha vestido de gala para recibir la Navidad con un despliegue lumínico que no tiene rival en España. A pesar de que Madrid es uno de los grandes epicentros de estas fechas tan señaladas y que no se limita solo al centro histórico pues municipios como Torrejón de Ardoz con sus Mágicas Navidades y Móstoles con su Navipark también se han convertido en auténticos protagonistas de estas fiestas, lo cierto es que la ciudad gallega este 2025 ha vuelto a superarse con más de 12 millones de luces LED iluminando sus calles y creando un ambiente festivo que durará prácticamente dos meses.
Consciente de que el éxito de las luces trae consigo un fenómeno paralelo, que es la afluencia masiva de turistas procedentes no solo de otras regiones de España sino también de la vecina Portugal, reservé mi alojamiento con cierta antelación para evitar precios desorbitados. Y no solo eso. He apostado por un apartamento en primera línea de la playa Samil (Avenida de Samil, 55), a pocos metros de la pista de hielo cubierta, para comenzar cada día de mis vacaciones con el sonido del Atlántico y la brisa marina antes de sumergirme en el hervidero de gente y sumarme a esperar el turno para fotografiarme con los elementos decorativos como parte del ritual navideño.
Bendito contraste que ha sido posible también porque he reservado una plaza de garaje en el Parking Eldorado (Rúa do Uruguai, 8). Y es que ya os aviso que tendréis que armaros de paciencia si os movéis en coche porque hay muchas calles cortadas al tráfico para facilitar el acceso peatonal lo que genera atascos kilométricos en los principales accesos al casco urbano. Ahora entenderéis mejor que los vecinos se quejen por el incremento de la contaminación sonora y lumínica y, sobre todo, por la polución generada por los vehículos no residentes.
De cualquier modo, si deseáis conocer el estado del tráfico en tiempo real o la predicción de tiempo, porque ya os adelanto que en esta ciudad gallega las precipitaciones son frecuentes, os recomiendo que os descarguéis la aplicación oficial de Vigo. Hay un apartado que a mí personalmente me ha resultado de gran utilidad para vivir la Navidad aquí de manera intensa y no perderme ninguna de las atracciones que multiplican la magia. Y es que la experiencia no se limita a las luces, pues podéis montar en el autobús turístico, similar al Navibus de Madrid, o en tren para recorrer las principales calles iluminadas, y, por supuesto, subir tanto en una noria gigante que os permitirá contemplar la increíble iluminación desde las alturas como en un carrusel clásico que invita a familias y niños a girar al son de los villancicos.
Como digo, visitar Vigo en Navidad no es solo pasear bajo las luces. Es también pararse a saborear un chocolate caliente con churros en los puestos callejeros de Cíes Market. Está ubicado en Praza de Compostela, 22 y aquí también podréis encontrar productos de artesanía y objetos decorativos preciosos, en mi caso me he comprado un adorno para mi árbol con la forma de una galleta de jengibre y un imán para mi nevera.
El epicentro de la Navidad viguesa es la Praza da Porta do Sol, 12. Aquí se alza un árbol luminoso de más de 46 metros de altura donde verdaderamente os vais a dar cuenta de que las avenidas se han convertido en pasillos de luz y de que hay un montón de rincones mágicos donde cada detalle está pensado para sorprender. Algunos de los que más me han llamado la atención son la caja de regalo gigante que encontraréis en el cruce de la Avenida Gran Vía con la calle Urzaiz, el oso luminoso ubicado en la Rúa de Policarpo Sanz, 30, la estrella polar de la Avenida de García Barbón, 18, o la lámpara mágica de Rúa de Elduayen cuyo brillo se hace notar a una distancia considerable.

La Navidad de Vigo conserva su esencia religiosa y, entre los miles de bombillas y figuras luminosas, también quiero destacar cuatro ángeles anunciadores en la Avenida de García Barbón que recuerdan el sentido original de estas fiestas. Sus alas resplandecen como si custodiaran la iglesia de Santiago de Vigo con un mensaje de paz. Por su parte, a la entrada de la Concatedral de Santa María os toparéis con una representación lumínica tradicional del nacimiento de Jesús en el pesebre. A unos metros de allí, en la Plaza da Pedra, tendréis la oportunidad de asomaros a un poblado navideño muy bien recreado.
Por si os surge la duda, Papa Noel también tiene cabida en la Navidad de Vigo, de hecho, me ha divertido especialmente toparme con sus renos luminosos o con su trineo cargado de regalos en Rúa do Príncipe. Y, por supuesto, con unos coloridos duendes en la Avenida de García Barbón. Aunque lo mejor de todo es que por esta zona os toparéis con el conocido internacionalmente como Santa en un banco. El selfie está asegurado.
En resumen, Vigo es una ciudad que decidió apostar por la magia y ganó, convirtiendo la Navidad en un recuerdo imborrable.
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