De humana a sirena
Las sirenas han fascinado a la humanidad desde la Antigüedad cuando ya se las representaba como seres híbridos con rostro o torso de mujer. En la mitología griega y romana se las asociaba al mar, a la belleza peligrosa, al canto hipnótico, aunque particularmente, y más allá de su mención en la Odisea de Homero, yo he crecido con la imagen amable de Ariel, la protagonista de la película animada de Disney La Sirenita que se inspiraba libremente en el cuento de Hans Christian Andersen y que en 2023 tuvo su propia adaptación en imagen real. Y quizás este imaginario colectivo junto con el deseo de materializar el significado más puro de la palabra libertad adaptándome a otra forma es lo que me ha llevado a practicar por primera vez el mermaiding en el centro de buceo Marépolis.
Si bien ofrecen muchas alternativas como cursos de buceo, de apnea o de snorkel, adaptados desde niveles iniciales hasta lo más profesionales, lo cierto es que deslizarse bajo el agua con una cola de sirena es la experiencia más fascinante que podría haber elegido. Y es que apenas cruzas la puerta, una vez relleno un breve cuestionario de salud, te envuelve una atmósfera entre real y de fantasía al observar las colas de sirenas de tonos brillantes como el verde, azul, turquesa o morado.
Para dar vuestros primeros pasos hacia el mundo submarino hay que acudir con un bikini o bañador, chanclas, toalla y gafas. Podéis dejar vuestras pertenencias en la taquilla (recomiendo llevar secador para después del bautizo de sirena), teniendo mucho cuidado de no perder la llave. Si bien la actividad está pensada para críos que sueñen con convertirse en auténticos tritones o sirenas, hasta el punto de que se ha convertido en una idea excelente para celebrar un cumpleaños infantil, los adultos también podemos practicar el mermaiding siendo una alternativa muy original para una despedida de soltera, por ejemplo. De hecho, el único requisito es saber nadar pues esta experiencia combina la natación con la apnea.
De ahí la importancia que adquiere que la actividad arranque con un pequeño briefing donde las monitoras, además de dar contexto sobre estas criaturas mitológicas, comparten las indicaciones para contener la respiración bajo el agua durante períodos prolongados de tiempo. Tras estas nociones básicas que permiten una mayor capacidad pulmonar y una oxigenación más eficiente, llega la hora de elegir la cola y la monoaleta. ¡Hay de todas las tallas! Obviamente la primera sensación que vais a experimentar es que os limita los movimientos, pero la recomendación que os hago es que metáis los pies dentro de la cola cuando estéis al borde de la piscina pues rápidamente comprobaréis que se trata de un material flexible y que se adaptará a vuestro cuerpo y proporciones.
La actividad tiene una duración de una hora así que como no hay mucho tiempo que perder, primeramente, os enseñarán a nadar con la cola haciendo anchos para que nadéis por el fondo con entusiasmo y, sobre todo, a vuestro propio ritmo porque las instructoras os enseñarán con paciencia y cariño. Lo importante es la ilusión y las ganas de experimentar algo único que yo, al menos, he mantenido durante toda la experiencia hasta el punto de convertir el agua en mi aliada y sentir que es un lienzo en el que la cola sostiene mis piernas y me impulsa hacia adelante. Un feeling tan poderoso como relajante.
La sensación, como digo, es de libertad especialmente cuando giras, planeas y haces volteretas hacia delante o hacia atrás. Incluso las profesoras te enseñan a lanzar besos debajo del agua y a pasar por un aro. Todo se vuelve una bonita coreografía y se crea un círculo amigable junto a otras sirenas. Sin embargo, me ha provocado cierto pudor el hecho de que esta actividad tenga espectadores que, a través del cristal, pueden grabarnos con sus smartphones. Hubiera deseado que este bautizo fuera más íntimo y no expuesto a tantas miradas curiosas, aunque entiendo que el centro comercial X-Madrid tiene este rollo alternativo que, por otro lado, tanto me gusta con sus infinitas alternativas de ocio y gastronomía.
En resumen, si alguna vez habéis visto vídeos en Internet sobre el mermaiding y pensasteis que era difícil, lo que os puedo adelantar es que una vez fluyes con la cola de sirena te sientes parte de algo bonito. Te vuelves consciente de tu cuerpo bajo el agua cristalina, de tu capacidad de flotar, sumergirte y emerger. Para entonces, la energía es otra: te ves bella, poderosa… ¡una sirena de cuento! Yo, sin darme cuenta, he ganado en bienestar físico y mental ejercitándome a la vez que relajándome durante 60 minutos.
¿Preparados para dar el primer batido de cola? ¿Preparados para que la adrenalina corra por vuestras venas? ¿Preparados para tener un recuerdo para siempre? ¡Listos, ya!
Periodista versátil con experiencia en redacción, liderazgo y gestión de comunidades online, comprometida con la difusión de información relevante y la creación de contenido impactante