Crónica: Pontevedra

Galicia Calidade

Galicia tiene ese algo que no se explica, se siente. Es el acento de su gente, su patrimonio marinero, sus paisajes verdes y húmedos, su litoral formado por rías, es decir, por entradas de mar en la tierra, sus vinos blancos y sus platos tradicionales como las empanadas o el caldo gallego. Tras recorrer A Coruña hace algunos veranos, esta vez me he dejado llevar por ese olor a salitre que se cuela entre las calles empedradas de algunos de los pueblos costeros de Pontevedra como Cambados, Combarro, Illa da Toxa, Portonovo, Sanxenxo y Vilanova de Arousa. Así que preparad la maleta porque hoy os llevo por una ruta que huele a albariño, que sabe a marisco y que realza aquella conocida expresión que surgió como parte de una campaña institucional promovida por la Xunta en 1991.

Mi punto de partida en Galicia es Portonovo pues aquí es donde he escogido el mejor alojamiento que podría desear para una familia al completo con dos niños, cinco adultos (dos de ellos mayores de 65 años) y un perro. Los apartamentos del Aparthotel Cabicastro son funcionales y la limpieza diaria asegura una comodidad y descanso sin preocupaciones, sobre todo si apostáis por la pensión completa llenando vuestro estómago en su coqueto restaurante. De las instalaciones destaco igualmente sus jardines cuidados, aunque si hay algo que quiero subrayar es la hospitalidad de su personal que os hará sentir en casa tanto a vosotros como ¡a vuestra mascota! Porque aquí nuestros peludos son bienvenidos, lo que facilita viajar en verano sin dejarles atrás.

La ubicación del Aparthotel Cabicastro es privilegiada, a solo 150 metros de la playa de Canelas que, personalmente, me ha encantado con su arena blanca y su agua cristalina. Eso sí, está bastante fría, porque no hay que olvidar que, aunque está dentro de una ría, pertenece al océano Atlántico. De todos modos, os aconsejo que también os acerquéis a otras playas cercanas como Montalvo y La Lanzada que es una de las más emblemáticas y espectaculares de Galicia. Lo que más me ha llamado la atención es que junto a ella se localiza la Ermita de Nuestra Señora de La Lanzada que está vinculada a una leyenda de fertilidad y fecundidad mediante el baño de las nueve olas durante la noche de San Juan y en la celebración de la romería del último fin de semana de agosto. Estamos en un lugar excepcional donde también hay restos arqueológicos, concretamente un asentamiento castrexo que data del siglo VIII a.C.

De la atmósfera mística pasamos al glamour de Sanxenxo que, sin duda, es el destino más cosmopolita de las Rías Baixas y donde se aprecia un turismo de alto nivel. Al caer la tarde, el paseo marítimo de la playa de Silgar se llena de vida con sus tiendas exclusivas y sus restaurantes chic. Es el momento perfecto para tomar un helado, ver el sol esconderse tras la ría y sentir que el tiempo se detiene mientras piensas qué cóctel tomarte. Aunque, en mi caso, yo siempre he apostado por el Ondas Beach Canelas que se ubica muy cerca de mi alojamiento.

De la vibrante vida nocturna de Sanxenxo, os acerco a Cambados que es conocida como la capital del albariño por su tradición vitivinícola. De hecho, cada verano celebra la Festa do Albariño que es declarada de Interés Turístico Internacional. De cualquier modo, Cambados es mucho más que viñedos. Respira historia y cultura, lo vais a comprobar vosotros mismos recorriendo el casco antiguo y visitando el Pazo de Fefiñáns, por si os interesa, es pet friendly. Durante el recorrido os asombrará la sala con papeles pintados panorámicos del siglo XIX aunque, particularmente, lo que más me ha llamado la atención es que el pazo esté unido por un arco barroco a un bosque privado por el que podemos pasear así como por unas viñas que producen uva para las bodegas de esta casa solariega gallega. Como curiosidad, aquí se plantó la primera cepa de albariño de la Comarca del Salnés.

Muy cerca de Cambados se ubica Vilanova de Arousa que es conocido por ser el pueblo natal de Valle-Inclán. Podéis visitar el museo que fue declarado monumento de interés nacional en 1976. El inmueble fue propiedad de sus abuelos maternos y, como dato, en el dormitorio principal nació el 28 de octubre de 1866 el autor de Luces de Bohemia. Tras sufrir un incendio en 1994 que destruyó su interior, el edificio fue rehabilitado para albergar esta casa con tanta historia.

Ahora bien, si hay un lugar de la provincia de Pontevedra que parece una postal viviente ese es Combarro, el pueblo de los hórreos frente al mar. Declarado Conjunto de Interés Artístico y Pintoresco en el año 1972, destaca por estas construcciones, habitualmente de granito, que complementan las dependencias de la vivienda y que sirve para guardar productos agrarios, como maíz y otros cereales, pues se elevan del suelo para evitar la humedad y la presencia de roedores. También sobresalen los cruceiros que datan de los siglos XVIII, XIX y XX y que son monumentos religiosos que consisten en una cruz sobre un pilar. Os recomiendo que lleguéis temprano a Combarro para evitar las multitudes y poder pasear tranquilamente por la calle principal, donde las terrazas y las tiendas ofrecen unas vistas inmejorables. De hecho, una de artesanía alberga El mirador de los deseos donde os dejaréis llevar por la belleza de lo sencillo.

Otro punto del mapa imperdible durante este viaje ha sido Illa da Toxa que está conectada por un puente desde O Grove y que es famosa por sus aguas termales y su jabón homónimo. Si os interesa, os recomiendo visitar la tienda La Toja Manantiales donde podréis comprar algunos productos, pero, sobre todo, descubrir el proceso de fabricación de la marca. A escasos minutos se ubica la capilla de San Caralampio que llama la atención porque está completamente recubierta de conchas de vieira.

Si vais con niños os sugiero acercaros también a la Aldea de los Grobits que es un parque inspirado en los Hobbits de Tolkien. Entre pinos centenarios os toparéis con casitas cubiertas por vegetación donde habitan los Grobits que son criaturas ficticias que recrean este espacio al estilo de Hobbiton. Lo más reseñable es que tanto los columpios, como los bancos como otros elementos de juego están hechos con corteza de pino. Para que niños y mayores tengáis un día redondo, de la Illa da Toxa no os podéis despedir sin hacer una excursión en el Barco La Toja por la ría de Arousa. Para mí ha sido toda una experiencia marinera descubrir las bateas que, por si no lo sabíais, son las estructuras flotantes donde se cultivan las vieiras, las ostras y los mejillones que tardan aproximadamente 17 meses en alcanzar la talla comercial. La duración de la navegación es de poco más de una hora, lo justo para disfrutar sin marearse. Durante el trayecto, además, se ofrece una degustación de mejillones frescos acompañada con vino albariño y agua (todo incluido en el precio).

Ya veis que en la provincia de Pontevedra hay opciones para todos los gustos así que mi última sugerencia es que os mováis sin prisa porque especialmente esta zona costera que he recorrido se vive y saborea despacio. Lo ideal es recorrerla en coche, parando sin horarios estrictos y con la única guía del murmullo de las olas que acompañe cada paso y que, seguramente, como a mí, os inspire sobre el buen vivir. Porque, aunque en las Rías Baixas cada pueblo tenga su carácter, su ritmo y su encanto, juntos forman una sinfonía de experiencias que os harán querer volver una y otra vez.

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