El eco de los sueños
Llegó diciembre y, con el último mes del año, un montón de actividades para disfrutar de la época más mágica como los mercados navideños, los talleres temáticos de manualidades y cocina o los pasacalles. Un año más, va por el tercero, donde verdaderamente la magia se hace realidad es en Manantial de los sueños – El origen de la Navidad. Teniendo en cuenta que nos encontramos en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII, en Ciudad Universitaria, me parece muy sorprendente que el recinto se haya transformado completamente para enfocarse en la alegría y el espíritu propio de esta temporada estival. Sin duda, es un lugar ideal para pasar tiempo en familia pues está decorado con luces y música que os transportarán a un mundo de ensueño.
Prácticamente desde que os escaneen el código QR de la entrada ya os contagiaréis del espíritu navideño pues las luces crean un ambiente muy cálido y festivo. Y eso que aquí la iluminación es casi secundaria porque ya de por sí el camino cuenta con una decoración muy vistosa y con un equipo de intérpretes que van amenizando la experiencia a cada paso. Pese a que el recorrido está muy bien señalizado para que los asistentes vayamos trazando nuestro propio trayecto, os aconsejo que, si habéis pagado por la experiencia al completo, tengáis en cuenta la hora a la que da comienzo el espectáculo Hontana: Viaje a los cuatro reinos y, en base a esto, os organicéis para disfrutar con calma de cada una de las áreas pues podéis quedaros todo el tiempo que deseéis hasta la hora de cierre.
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En mi caso, he iniciado la visita por los rincones iluminados del Manantial de los sueños, penetrando en el laberinto de los minotauros, topándome con risueñas hadas como Brisa o Selva, el hada de la naturaleza. De aquí me ha divertido que planteen retos para que especialmente los niños puedan buscar objetos o resolver algunos misterios. Otra parada obligatoria es la del Campamento Real, lugar en el que acampan los Reyes Magos (¡qué ilusión conocer a sus majestades!) y todo su séquito que ameniza el recorrido como si de un viaje en el tiempo se tratara, poniéndole mucho empeño, sobre todo el pretor romano.
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Y otro spoiler: si después de conocer a Melchor, Gaspar y Baltasar os habéis olvidado de entregarle vuestra carta de regalos (hay papel para escribirla allí mismo) podéis hacer toc, toc en la Villa de Papá Noel y dársela a él también, os aseguro se convertirá en una de las experiencias más tiernas y emocionantes tanto para niños como para adultos.
Pero siguiendo por la Avenida del Sol, repleta de puestos navideños donde darse un capricho o, al menos, curiosear, tenéis que abrir bien los ojos para admirar en todo su esplendor el show del géiser que se apoya en las nuevas tecnologías para hacer brotar, literal y figuradamente, la belleza del agua y la naturaleza.
Para los que tenéis un lado más aventurero, el Manantial de los sueños también ofrece la posibilidad de deslizarse con un donut sobre un tobogán de hielo. Yo me he tirado dos veces (vale dos euros) y he sentido en cada uno de los poros de mi piel la sensación de velocidad y emoción de un momento que sé que voy a recordar por siempre. De todas formas, hay más atracciones para los más pequeños como una noria y hasta encontraréis una pista de hielo exterior en la que podréis patinar hasta que el cuerpo aguante o, al menos, hasta que repongáis fuerzas. Y es que como buen espacio de ocio cuenta con los míticos puestos gastronómicos con golosinas, algodón de azúcar chocolate caliente con churros, mazorcas de maíz, gofres, crepes, palomitas, castañas asadas, palmeras de chocolate… ¡Qué rico todo!
En cuanto al espectáculo Hontana: Viaje a los cuatro reinos me ha parecido un tanto flojo. Si bien es muy excitante ver de cerca en las inmediaciones de la carpa a varios personajes y seres mágicos del Manantial de los sueños, lo cierto es que el show cojea en espectacularidad. Ahora bien, la idea es buena porque, como también plantea El regreso de los cinco amigos (la nueva edición de Circo Price en Navidad) se juega con que ya nadie adora estas fechas tan especiales y el protagonista de esta historia, Pablo, tiene que intentar recuperar el espíritu navideño. Para ello, viajará por los cuatro reinos que componen el manantial. Los números, como digo, apenas seducen pues, sin ir más lejos, en la actuación de magia con cartas se nota que el artista lleva las manos por un lado y no está en coordinación con el vídeo que se muestra en pantalla de un primer plano para todos los espectadores que abarrotan el iglú al que, por cierto, os aconsejo llegar con antelación si verdaderamente queréis coger un buen sitio.
Dicho esto, mi experiencia en el Manantial de los sueños ha sido bastante positiva, me cuesta ponerle un pero más allá de las citadas actuaciones en la cubierta y del precio de las entradas (podéis escoger entre general, Campamento Real y plus Hontana). Y es que considero que es un plan familiar perfecto donde lo pasaréis muy bien, sobre todo en esos días previos a Nochebuena y Nochevieja en los que, los padres, no sabéis qué hacer con los niños en casa.
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Sin duda, una apuesta segura que nos invita a que nunca dejemos de soñar, sobre todo en Navidad donde todo es posible. Como último consejo para esta experiencia que podréis vivir hasta el 5 de enero de 2025,os recomiendo acudir con ropa de abrigo, calzado cómodo y, si hay inclemencias meteorológicas, con chubasqueros y paraguas.
Periodista versátil con experiencia en redacción, liderazgo y gestión de comunidades online, comprometida con la difusión de información relevante y la creación de contenido impactante